Del 1 de junio al 30 de septiembre Cala Salada será una playa con acceso restringido para turismos. Por primera vez en la historia reciente de la isla se regula el tráfico rodado en una zona costera colapsada, una demanda que lleva años sobre la mesa de las instituciones por las continuas situaciones de peligro y colapsos que sufren playas como Benirràs, Cala d´Hort, ses Salines o es Cavallet, entre muchas otras.

El alcalde de Sant Antoni, Pep Tur Cires, y el presidente del Consell, Vicent Torres, anunciaron esta medida ayer en Cala Salada después de utilizar para llegar a la playa uno de los autobuses que la conectarán desde el aparcamiento de Can Coix, que durante el verano actuará como parking disuasorio.

«En el equipo de gobierno vimos que teníamos un grave problema en Cala Salada porque cada verano se crea una ratonera de coches mal aparcados, con un evidente riesgo de incendios con los vehículos aparcados incluso dentro del bosque. No podíamos seguir así. La propia policía y la dirección general de Emergencias nos reclamaban medidas», subrayó el alcalde, que puntualizó que han elaborado el plan de control de los accesos con la colaboración del Consell de Ibiza.

Así, el Ayuntamiento instalará dos barreras en los accesos, vigiladas por dos personas que impedirán el paso a los vehículos privados una vez que se hayan llenado las cerca de 65 plazas del único aparcamiento legal de la playa. Esta medida supone un coste de 30.000 euros por temporada.

La alternativa que ofrecen las instituciones a los usuarios es que dejen sus coches en el complejo deportivo de Can Coix y que desde allí tomen los autobuses que habilitará el Consell de Ibiza para este fin con un presupuesto de unos 60.000 euros. El servicio lo ofrecerán dos minibuses de unas 25 plazas cada uno con frecuencias cada quince minutos de ida y vuelta entre las 9.30 y las 20.30 horas. El servicio será gratuito para los usuarios de tarjeta de transporte público, tarjeta T-Daurada (mayores) y para menores de 12 años, mientras que el precio del trayecto para el público en general será de 2,5 euros por trayecto o 4 euros por un billete de ida y vuelta. La salida será desde la estación de autobuses de Sant Antoni con parada en Can Coix.

«Haremos un seguimiento permanente y cambiaremos lo que haya que cambiar para que el resultado sea positivo», apuntó Cires.

La consellera de Movilidad, Pepa Marí, también alentó ayer a los usuarios a utilizar el barco como vía de acceso a la playa desde el puerto de Sant Antoni.

Los residentes en la zona, además de los trabajadores y clientes del restaurante de la playa podrán pasar sin restricciones. «Los vigilantes tendrán el registro de reservas», puntualizó el alcalde. También podrán acceder sin restricciones motos, taxis, bicicletas y peatones.

La primera barrera estará instalada en la entrada a la urbanización Loma Pinar y la segunda estará junto al aparcamiento de la playa.

El presidente del Consell, Vicent Torres, aseguró que la experiencia de Cala Salada permitirá saber cómo funciona la restricción de tráfico en una playa para tratar de implantar el mismo sistema en otras como Benirràs «donde ya ha habido graves problemas por el colapso, como sucedió en el incendio [de 2010]», apunto Torres, además de ses Salines o es Cavallet, afectadas también por colapsos.

A la presentación asistieron también los concejales de Sant Antoni Pablo Valdés (Medio Ambiente) y Juan José Ferrer Martínez (concejal de Urbanismo).