Desde que Javier Linero perdió la movilidad hace 13 años a causa de un accidente de moto, su silla de ruedas eléctrica hace las funciones de sus piernas. «Estoy casi tetrapléjico, así que gracias a esta silla puedo moverme, aunque con ayuda, y hacer una vida normal», explica Linero, que agrega que tras sufrir el accidente apenas quería salir de casa. Sin embargo, su fuerza de voluntad le llevó a retomar su rutina y enfrentarse a los obstáculos que debe superar una persona con movilidad reducida. Hace tiempo que no viaja con Ryanair por un problema que tuvo con esta aerolínea, cuyo personal no le acompañó hasta los asientos a pesar de que necesita asistencia para subir a un avión.

Desde ese imprevisto no había tenido ningún otro problema similar hasta ayer por la mañana, que no pudo volar con Vueling desde Ibiza a Barcelona porque la tripulación le dijo que no podían transportar su silla de ruedas sin quitarle las baterías. «Cuando ya me habían ayudado a subir al avión y tras atarme el cinturón una azafata me dijo que no podían quitarle las baterías a mi silla y que la tenían que dejar en tierra, que ya me la enviarían. Yo le respondí que no podía estar sin ella», explicó ayer por la tarde en el mismo aeropuerto Linero, vecino de Sant Rafel, que viajaba acompañado de sus padres, Carmen y Rafael. Este afectado señaló que la tripulación del vuelo VY 3515, cuya salida estaba prevista a las 10.55 horas, le insistió en que no podían transportar su silla de ruedas en la bodega del avión con las baterías puestas por razones de seguridad y que el Comandante le dijo a la azafata que las retirase él. «¿Cómo iba yo quitar las baterías si no me puedo mover? Yo sé que están debajo de la chapa y que hay que desconectar los cables, pero no puedo hacerlo yo», se queja Linero.

Al comentarles que era la primera vez que sufría ese problema y que siempre era el personal de la aerolínea la que se encargaba de retirar las baterías, este vecino de Sant Rafel asegura que la tripulación le respondió que no podían perder tanto tiempo. «Al final el vuelo se retrasó igualmente debido al tiempo que tardaron en darnos las maletas que habíamos facturado y en ayudarme a salir del avión», critica Linero.

Nada más bajar del avión, esta familia llamó a la agencia de viajes donde habían comprado sus billetes y les recomendaron poner una reclamación. Como solución, le ofrecieron coger el vuelo de las 19.05 horas. «Yo quería viajar por la mañana porque tenía una cita con un técnico para que revisase mi silla de ruedas. Cuando le he llamado para explicarle lo ocurrido, me ha dicho que no me preocupase, que la miraría cuando yo llegase a Barcelona», relata Linero, que añade que lo que más le ha molestado ha sido la insensibilidad de la tripulación de Vueling. «Si ellos estuviesen en mi situación, seguro que no me habrían hablado así», expresa Linero, que insiste en que él no exige ventajas por su situación, sino que solo pide comprensión.

Por su parte, un portavoz de Vueling explicó que se negaron a transportar la silla de ruedas en la bodega por motivos de seguridad, ya que la normativa de la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) obliga a retirar las baterías de litio durante el vuelo. «Desde enero hasta ayer nosotros hemos transportado a 48.667 pasajeros con movilidad reducida y es la primera vez que recibimos esta queja, pero no podemos saltarnos la normativa», concluye el portavoz de la aerolínea.