El planeta Mercurio efectuó ayer el anunciado tránsito sobre el disco solar desde aproximadamente la una del mediodía hasta las ocho de la tarde -algo que sólo sucede 13 veces cada siglo-, pero el fenómeno no pudo ser visto desde Ibiza y Formentera debido a la persistente presencia de un espeso manto de nubes.

Pese a ello, el Observatorio de Puig des Molins recibió medio centenar de visitas que, en algún momento muy concreto, sí pudieron ver en algunos casos el tránsito de manera muy fugaz. Un padre, acompañado de su hijo, fueron de los poquísimos afortunados que pudieron contemplar durante unos segundos este espectáculo celeste. Lo que podía verse a través del telescopio -provisto de los correspondientes filtros solares- era el Sol con un pequeño punto sobre él, y de paso, algunas de las llamaradas que suelen acompañar el limbo del astro rey cuando se lo observa con el instrumental adecuado.

En todo caso, los miembros de la Agrupación Astronómica suplieron la ausencia del Sol en el firmamento pitiuso por la proyección, en el interior del aula del Observatorio, de la retransmisión en directo del evento a través de webs especializadas que estaban conectadas con otros observatorios europeos.

Los responsables de la Agrupación destacaron la reciente adquisición de un juego de filtros solares para acoplar a los telescopios portátiles con los que cuentan, al objeto de poder usarlos en charlas en colegios y otros centros educativos. El telescopio solar instalado en la cúpula del Observatorio permite contemplar los fenómenos que se producen en la atmósfera del Sol, como son las fulguraciones y manchas solares, principalmente. Todos los miércoles, algún centro educativo de la isla aprovecha estas instalaciones para conocer un poco mejor la estrella que alumbra la Tierra.

Ahora, habrá que esperar tres años a que se produzca una nueva alineación entre la Tierra, Mercurio y el Sol para tener una nueva oportunidad para contemplar un tránsito como el de ayer.