Sant Antoni se convierte en una parte más del territorio británico durante unos meses al año. De allí vienen la inmensa mayoría de los turistas que se aglomeran en sus calles y, para atenderles, una importante colonia de compatriotas, se estima que alrededor de 2.000 y sobre todo jóvenes, se instala para la temporada en el municipio. Un estudio, para el que se ha encuestado a cerca de 200 jóvenes de 16 a 35 años, arroja algo de luz sobre lo que hacen durante su estancia, de un promedio de diez semanas, y, sobre todo, alerta de sus conductas de riesgo mientras están en la isla, que van del abuso del alcohol y otras sustancias a la práctica de sexo sin preservativo, que mantuvieron al menos la mitad de ellos.

La droga más consumida, y con diferencia, es el alcohol. El 97% de los trabajadores de temporada beben, y, de estos, el 96,3% se emborracha al menos una vez a la semana. El 70% de estos añaden que beben al menos cinco días a la semana, según el estudio ´Work hard, party harder: drug use and sexual behaviour in young british casual workers in Ibiza´, obra de Danielle Kelly -autora principal-, Karen Hugues y Mark Bellis y publicado a finales de 2014 en el ´International Journal of Enviromental Research and Public Health´ de la Universidad John Moore de Liverpool sobre un trabajo de campo realizado en el verano de 2009.

En el estudio se relacionan las borracheras, más que el uso de cualquier otra droga, con el sexo inseguro. La mitad de los encuestados tuvieron algún contacto sin protección y una cuarta parte de ellos admiten que eso les pasó con más de una pareja. Además, casi el 40% confiesa que se arrepienten de alguna de las relaciones sexuales que han mantenido en la isla. Más del 90% de ellos, tanto de los que tuvieron sexo sin condón como los que se arrepintieron luego, confiesan que estaban bajo la influencia del alcohol cuando les ocurrió.

Éxtasis, cocaína y ketamina

El 85% de estos jóvenes trabajadores tomó además algún tipo de droga ilegal, sobre todo éxtasis (68,8%), cocaína (66,9%), ketamina (54,7%) y cannabis (49,1%); la suma de esos consumos da más del 100% de la muestra porque el 87% de los consumidores de drogas probaron más de una sustancia en la isla.

El estudio ilustra cómo se dispara el uso de drogas entre los trabajadores británicos, con datos llamativos como la ´estacionalidad´ del éxtasis o la ketamina, que prácticamente nadie consume de forma habitual en su país pero que en la isla se vuelve usual para más del 40% de sus usuarios (un 10,7% admite que se coloca al menos cinco veces por semana con éxtasis; el 16% en el caso de la ketamina).

El estudio destaca que la mitad de los encuestados probó una sustancia que jamás había consumido antes, lo que desmiente, al menos para la isla, la afirmación de que los turistas tienden en vacaciones a las mismas prácticas de ocio que en sus fines de semana. De hecho, señalan que el ambiente en el que se mueven en la isla está «fuertemente influenciado por las drogas», lo que hace de su consumo algo mucho más habitual que en sus lugares de origen.

Al menos la mitad de los encuestados ya habían hecho la temporada en la isla otros veranos. Un tercio trabajaban como camareros un algún bar o club, el 24% como relaciones públicas y un 18% como ticketeros para alguna discoteca, así que sus relaciones se establecen en el marco del ocio nocturno.

También indican los investigadores que «la reputación de Ibiza como destino puntero de la música dance internacional atrae a jóvenes de alto riesgo ya enganchados o interesados en el uso lúdico de las drogas». Ello se confirma, para ellos, al cruzar datos como que más de la mitad de trabajadores de temporada encuestados admiten haber consumido éxtasis y cocaína en el Reino Unido antes de llegar a Ibiza, cuando el consumo de estas drogas no llega al 5% de los jóvenes británicos, según datos de 2010.