El crecimiento del sector de la construcción en Ibiza y Formentera beneficia más a los trabajadores peninsulares que a los pitiusos. Esta es la conclusión a la que llegan tanto la patronal como los sindicatos en vista de que, desde hace unos años, la mayor parte de las obras importantes de reforma de hoteles o de construcción de infraestructuras apenas generan puestos de trabajo en Ibiza y Formentera, ya que las empresas adjudicatarias traen sus propias plantillas desde fuera.

Según los dirigentes de UGT y CCOO Fernando Fernández y Consuelo López, respectivamente, en el sector de la construcción «las empresas de Ibiza son las que menos trabajan». «En los hoteles que hacen grandes reformas, todos los trabajadores vienen de fuera y trabajan todos los días de la semana, incluidos sábados y domingos, en jornadas de nueve y diez horas por cuatro o cinco euros la hora», afirmó el responsable de UGT.

Esta precariedad se produce, según añaden los sindicatos, por la sucesiva subcontratación en las adjudicaciones, que va recortando el margen de beneficio y hace que la empresa finalmente ejecutora de las obras pague salarios muy bajos.

La presidenta de la patronal de la construcción en las Pitiüses, Consuelo Antúnez, corroboraba hace poco esta situación a través de este diario y culpaba a las empresas foráneas de «pagar verdaderas miserias» a sus empleados, obligándoles a trabajar todos los días «sin descansar ni un día».

Según la patronal y los sindicatos, cada vez son más las empresas extranjeras que traen a sus cuadrillas de empleados durante muy pocos meses, habitualmente menos de 180 días, que es el plazo legalmente exigido para tributar en España. De este modo, la actividad económica que desarrollan estos trabajadores no deja ningún beneficio ni en la isla ni en la hacienda pública nacional.

Otros sectores

«Esto hay que atajarlo de alguna manera. Si un hotel quiere hacer una reforma, que la contrate como corresponde. Lo que no puede ser es que toda la mano de obra venga de fuera, pues son empresas que ya tienen a su propio personal y trabajadores de Ibiza no pueden trabajar», señala UGT.

Sin embargo, la llegada de trabajadores foráneos no solo se observa en el sector de la construcción, aunque sea el caso más visible. Según los sindicatos, la externalización en la gestión de determinados servicios públicos, como la cocina o la lavandería del hospital Can Misses o determinadas áreas de la residencia de Cas Serres provoca también la afluencia de trabajadores procedentes de la Península a los que, además, «se les obliga a aceptar unas condiciones inadmisibles», afirma Fernando Fernández.

Lo mismo ocurre con numerosas empresas de ocio nocturno, donde muchos camareros y otras categorías de empleados se contratan al margen de los circuitos laborales legalmente establecidos. «Es una actividad que está regulada por el convenio de hostelería, por lo que cualquier trabajador, sea inglés o alemán, que venga a España tiene que funcionar mediante el convenio de hostelería. Nosotros hemos denunciado que esto no se cumple, porque es un trabajo muy encubierto, muy tapado», afirmó Fernando Fernández.

Otras fuentes sindicales consultadas por este diario admiten que en determinados ámbitos, como los tiqueteros, relaciones públicas o la zona del West End, las centrales sindicales apenas tienen ningún control sobre estos colectivos.