­La artista Júlia Ribas ríe cuando recuerda a los niños y adolescentes de la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Ibiza y Formentera (Apneef) pidiéndole pintura roja. «No había», afirma Ribas, que durante cuatro tardes ha ayudado a los chicos a crear obras de arte que, el próximo mes de septiembre, subastarán en la galería P|Art para recaudar fondos para la asociación.

Ribas tenía bastante claro lo que quería que los niños y adolescentes experimentaran en el taller. Quería que sintieran la pintura y que disfrutaran no sólo con los colores, sino también con las texturas. Por eso pensó que sería buena idea usar esponjas y restos de posidonia seca de la que se puede encontrar en la orilla de cualquier playa. «Al pintar con esponja, lo primero que tocaban era algo suave y blando. La podían apretar», explica la artista, que escogió como tema para los talleres el fondo del mar. «Luego, cuando cogían la posidonia para incluirla en los cuadros, como estaba seca, crujía. Buscaba un juego de texturas, de sensaciones», añade la artista, que es la primera vez que ha impartido un taller para chicos con discapacidad.

«Como el tema era el mar, los colores que había en la mesa para que los usaran eran básicamente azules y verdes, pero más de uno pedía rojo. Era la oportunidad perfecta para explicarles que el mar es azul», añade.

Por los cuatro talleres, que se han celebrado en los colegios Portal Nou de Vila y Sant Ciriac de Santa Eulària, en la galería P|Art y en la sede que Apneef tiene en Sant Antoni, han pasado cerca de cuarenta niños y adolescentes. «En cada uno de ellos han participado alrededor de diez», comenta Ribas sobre la iniciativa que pusieron en marcha hace años Alba Pau y Mario Arlati.

Las sesiones han estado sembradas de risas. De los pequeños y de la artista, que confiesa que no podía evitar la carcajada cuando le decían que era famosa: «Salí con ellos en el calendario de la asociación, por eso creen que soy famosa. Yo no hacía más que decirles que no, que, como mucho, era popular. Y sólo en Santa Gertrudis». Júlia Ribas asegura que los dibujos de los niños son auténticas obras de arte y recalca que muchos de ellos acabaron bien pringados de pintura. «Por suerte, era de la que se lava fácil», tranquiliza la artista entre risas.