El Ayuntamiento de Sant Josep subastó ayer en seis horas y media las concesiones de 153 lotes de hamacas, sombrillas y otros artefactos que se autorizan en las playas del municipio; el procedimiento fue más rápido de lo previsto y no apto para cardíacos. El principal ganador fue «el Ayuntamiento», según coincidían varios de los aspirantes, porque ingresará 4,6 millones de euros al año en 2016 y 2017 por todo lo adjudicado, que tenía un precio de salida de 1,7 millones de euros, según la teniente de alcalde, Paquita Ribas, que dirigió la subasta.

Los ingresos que obtendrá Sant Josep por estas nuevas adjudicaciones supone «un incremento aproximado del 100% respecto a los de la anterior licitación de 2012», calcularon fuentes municipales, aunque Ribas aseguró que durante los últimos años Sant Josep ha venido ingresando «más de 2,8 millones de euros anuales» por este concepto. Las cifras de las nuevas concesiones aún no son definitivas, ya que se está pendiente de formalizar la documentación y efectuar los pagos -este año el adjudicatario debe abonar la mitad del canon antes de poder tomar posesión de su lote-.

La novedad del sistema a mano alzada dejó escenas de tensión, aunque sin incidentes, y cifras de verdadero vértigo. El lote más caro es el de las 180 tumbonas y 90 sombrillas situadas frente al hotel Ushuaïa, en Platja d´en Bossa, que se adjudicó el representante de Fiesta Hotels por 355.100 euros, tras una dura pugna con el empresario canario Mahy Marrero entre aplausos de parte del público asistente, que jaleó la victoria de la empresa ibicenca y la derrota del canario.

Los mismos actores acababan de protagonizar la anterior subasta más alta, que alcanzó los 153.100 euros, y que también se llevó la hotelera del Grupo de Empresas Matutes, por un lote de 72 hamacas, nueve hamacas dobles y 45 sombrillas, también cerca del Ushuaïa. Y eso que ninguno de estos dos lotes era de los que tenían el precio de salida más caro, el primero -el del récord- se ofertaba a partir de 66.100 euros y el segundo por 33.100. Ibler, del grupo Arsuaga, se hizo en primera puja con el lote que tenía el mayor precio de salida: 126.000 euros

El canario centró sus pujas más arriesgadas -y forzó que se pagaran precios muy por encima del umbral de rentabilidad de las concesiones- en los lotes cercanos a la mayoría de los principales beach clubs de la isla. Así, los propietarios del Nassau Beach tuvieron que pagar 103.800 euros por un lote de un centenar de hamacas y 53 sombrillas que salía por 19.800, y 152.300 por otro similar que se subastaba desde 46.300. Sin embargo, perdieron en un despiste el lote más caro al que optaban, que salía por 89.300 euros, compuesto por 162 hamacas y 81 sombrillas y que Marrero se adjudicó por solo 90.300 euros. Fue el más caro de los 11 lotes que logró el canario, que pagó también 61.000 euros para tener el monopolio en Cala Carbó, cuyas 80 hamacas y 40 sombrillas salían por 14.000 euros.

Este empresario y varios más llegados de fuera de la isla presionaron al alza la subasta de tal modo que muchos pequeños concesionarios quedaron fuera del negocio. Solo establecimientos como restaurantes o algún hotel, además de los beach clubs, pudieron mantener el pulso en unas pujas abocadas a las pérdidas, ya que los ingresos principales de los postores no dependían de esas concesiones.

El caso más extremo fue el de Cala Bassa, donde de nuevo Marrero trató de hacerse con alguno de los seis lotes de la playa -280 hamacas y 137 sombrillas, con un precio de salida de 123.800 euros-. Evitarlo le costó 735.400 euros al propietario de los negocios de la cala, a través de dos empresas -para esquivar la limitación de un máximo de cinco adjudicaciones por persona física o jurídica-.

Pese a la especulación que genera, el gobierno municipal defiende el sistema de subasta a mano alzada: «La transparencia permite comprobar que nadie te ha engañado, cada licitador veía lo que pasaba a su alrededor y con los lotes a los que optaba», según Ribas. La teniente de alcalde recordó que hasta ahora se adjudicaban los lotes en subasta con sobre cerrado.

En cuanto a la cuantía de las pujas, Ribas recordó que en la licitación de 2012 «ya se dieron precios muy altos» y no cree que esta vez hubiera «situaciones disparatadas» como en anteriores ocasiones. A diferencia de hace cuatro años, se ha reducido un 10% el número de hamacas y los concesionarios están obligados a contratar parados de larga duración y de más de 45 años.

La empresa Ibifor mantiene hasta el año que viene la concesión de las playas de ses Salines, por cuyos lotes paga «el precio promedio» que se alcanza en la subasta de lotes, explicó Ribas.