Parecen plumeros, pero son espirógrafos. Son, exactamente, gusanos anélidos tubícolas, conocidos como espirógrafos, plumeros o plumas de mar. Son animales, aunque parecen plantas o algas, y están asociados a las praderas de Posidonia oceánica de tal forma que, en palabras del biólogo Xavier Mas, «un impacto sobre la Posidonia supone un impacto sobre esta especie».

Los espirógrafos (Sabella spallanzanii; antes Spirographis) no son los únicos gusanos de tubo que pueden observarse en aguas de las islas, pero sí los más espectaculares. No son raros y es relativamente fácil encontrar alguno desde la costa hasta unos 30 metros de profundidad. Y si bien estos peculiares anélidos son apreciados en el Mediterráneo por su belleza y por ser buenos indicadores de la calidad de las aguas, hay que decir, sin embargo, que se consideran especie invasora en otros lugares del mundo, como en Australia o Brasil, lugares a los que han llegado desde el Mediterráneo o el Atlántico Oriental enganchados a los barcos.

Aunque en ocasiones han sido usados como cebo para besugos, es, sin embargo, su recolección para acuarios, al igual que ocurre con las esponjas, la acción humana que actualmente representa una de las mayores amenazas para las poblaciones de espirógrafos. Estos gusanos, muy sensibles a los cambios del ambiente, se estresan cuando se sienten amenazados, así que no resulta raro que mueran al ser arrancados y trasladados del sustrato en el que estén anclados. En este punto, Xavier Mas añade también el efecto del buceo sobre esta especie, ya que, si no se extrema el cuidado en las inmersiones, las aletas pueden fácilmente romper el tubo en el que habita el animal.

El espirógrafo se caracteriza porque su corona de filamentos plumosos crece en espiral, por sus colores (aunque hay ejemplares completamente blancos) y por ser el animal de este grupo más grande del Mediterráneo. La Sabella spallanzanii es, propiamente, el espirógrafo, aunque en ocasiones también se use este nombre, por extensión, para designar a otras especies de la misma familia que cuentan con vistosos penachos. En Eivissa y Formentera también encontramos la Sabella pavonina, que se diferencia del gusano anterior por su abanico simple, que no crece en espiral, y es una especie algo más pequeña.

Para hacerse una idea de lo que uno está viendo realmente, hay que indicar que el gusano vive en el interior del tubo calcáreo que él mismo ha construido y que puede medir más de 50 centímetros, con menos de dos centímetros de diámetro. Los tentáculos en espiral que surgen del tubo son en realidad las branquias del gusano extendidas a merced de las corrientes, con las que respira y además filtra el agua para alimentarse. En caso de detectar un posible peligro, las branquias se esconden en el tubo con inaudita rapidez, algo que cualquier buceador que se haya acercado a algún gusano de tubo habrá podido comprobar.