Los herpetólogos y biólogos que han participado en el ´Proyecto piloto de control de serpientes de la isla de Ibiza´ tienen claro que hay que actuar con contundencia para acabar de una vez con los ofidios invasores, que, de seguir expandiéndose, podrían poner en peligro a la lagartija pitiusa, fuente fundamental de su alimentación. De ahí que en la memoria de 2015 subrayen (literalmente; incluso usan la negrita) su propuesta fundamental de acción en 2016, que consistiría en «la prohibición de entrada de olivos en la isla» procedentes de la Península, ya que esos bichos se suelen cobijar en sus troncos, raíces o cepellones.

Y «en el peor de los casos», los científicos creen que al menos se debería prohibir la importación de esos árboles ornamentales durante los meses en que esos reptiles hibernan, es decir, entre los meses de octubre y marzo, ya que entonces es más difícil detectarlos con los perros adiestrados. Aun así, advierten de que el resto de meses se debería crear «un método de control en los puertos» -lo más recomendable a su juicio- o de «cuarentena en viveros» -procedimiento que desaconsejan-.

Temor a la entrada de la víbora hocicuda. Los redactores de la memoria del proyecto de control de serpientes en Ibiza recalcan que esas medidas son primordiales para «frenar la entrada de nuevos ejemplares», tanto de culebras herradura como de escalera o bastarda. Incluso de otras especies que, a su juicio, podrían causar aún más estragos: «Hay que recordar -añaden- que una de las inclusiones más peligrosas que podrían suceder es la entrada de Vipera latastei (víbora hocicuda), especie mortalmente venenosa de la Península ibérica y que está presente en el rango de distribución de las otras especies [herradura y escalera]; aunque por su biología sería poco probable».

O hay un control «o este esfuerzo no tiene sentido». Los biólogos insisten en que «la primera acción urgente que hay que realizar es el control de nuevas entradas de especímenes a través de los puertos marítimos». O se controla o no merece la pena seguir luchando, avisan: «Todo esfuerzo por mantener o disminuir los núcleos actuales no tiene ningún sentido si no existe un control exhaustivo de la entrada que permita evitarlo o minimizarlo al máximo». Y para eso es preciso, entre otras cosas, vigilar la llegada de los olivos, que son un coladero de ofidios. Su sospecha sobre esos árboles ornamentales no es casual: solo así se podría explicar que hayan sido vistas en zonas de la isla «que en principio parecían libres de culebras».

Tendencia al gigantismo. Ya hay tantas que ha dejado de ser extraño ver «cortejos e incluso cópulas» de ambas especies, tanto de herradura como de escalera, señalan en la memoria. Incluso la Hemorrhois hippocrepis «realiza puestas con huevos viables» y ha sido constatada «la presencia de [sus] neonatos». No es la única alerta que el estudio efectuado en 2015 lanza sobre las culebras de herradura, que como se afirmaba en otros trabajos, se ha asentado en la isla debido a su ´iberización´: «Las relaciones de talla y de peso en el caso de las Hemorrhois hippocrepis confirman una buena condición física y una línea que marca su tendencia al gigantismo».

Trampas efectivas... Entre las propuestas de acciones futuras, consideran además conveniente «la colocación de trampas desde la primera quincena de abril, con continuidad hasta finales de octubre». Califican el rendimiento de las trampas en 2015 de positivo y «muy efectivo» cuando se usó cebo vivo. Afirman que con más dispositivos crecería el número de capturas, «aunque el esfuerzo en su revisión y en el mantenimiento de los ratones aumentaría las necesidades de personal laboral». También se han percatado de que el uso de cebo vivo en trampas de cajón «es viable» y la mortalidad de los roedores «es baja». Pero su mantenimiento «genera un volumen grande de trabajo», tanto por la revisión como por el mantenimiento de la trampa, «sobre todo, en los momentos de más calor, donde la frecuencia de visitas debe ser más frecuente». En agosto no se usó cebo.

...pero mejorables. Por eso apuestan por «rediseñar» la trampa, tanto para favorecer la estancia del ratón como para mejorar «los métodos antifuga y del habitáculo para el cebo», de manera que esté separado del espacio de entrada de la serpiente». En cuatro ocasiones comprobaron la fuga de serpientes capturadas: «No hemos podido cuantificar el porcentaje de ejemplares que pueden huir, pero está claro que para aumentar el rendimiento de capturas, así como para poder utilizar hembras vivas [de culebras] en celo como cebo de atracción [no lo hicieron por temor a que se fugaran], debemos modificar el sistema antifuga de los embudos», admiten. También proponen la elaboración de trampas específicas «para entrega a particulares, independientes de las colocadas por el Consell».

Buena implicación de Santa Eulària. Los redactores de la memoria de 2015 indican que para que se atendieran de manera permanente los avisos «sería muy interesante crear una unidad externa a los agentes de Medio Ambiente», ya que estos van a veces muy cargados de trabajo.

Además, valoran la implicación de los servicios públicos, «en especial de Santa Eulària», a la hora de revisar trampas y capturar ejemplares.

Otra cosa es el apoyo de los viveros, que se teme que son el principal foco de la invasión: «La implicación de los viveristas en el proyecto ha sido prácticamente nula al final; solo en un primer momento tuvimos una implicación». Se trata de un vivero donde colocaron una serie de trampas, pero que «al final solicitó su retirada».