Los escasos tres litros por metro cuadrado registrados en los meses de diciembre, enero y febrero en las Pitiusas y la media de 13,7 grados de temperatura convierten por el momento este invierno en el más seco y el segundo más cálido desde principios de los años 50, que es la fecha de la que datan los primeros registros de precipitaciones y temperaturas recogidos en el aeropuerto de Ibiza, explica el portavoz de la delegación balear de la Aemet, Bernat Amengual.

«Ningún año había llovido tan poco», subraya Amengual, que detalla que el invierno con menos lluvias de la serie histórica, que se inicia en 1952, había sido hasta ahora el de 1964, cuando se registraron 10,2 litros por metro cuadrado. No obstante, aclara que la situación podría cambiar de repente si lloviese en lo que queda de mes. «Son datos provisionales, sin tener la estación acabada», afirma y añade que consideran invierno los meses de diciembre, enero y febrero aunque no coincida con el astronómico.

En concreto, en diciembre solo se recogieron 0,8 litros por metro cuadrado, lo que supone una anomalía de menos el 98% respecto a lo que suele llover en esta época del año -que se calcula atendiendo a los valores registrados entre 1981 y el año 2000 y haciendo la media-. En enero fueron 1,2 litros por metro cuadrado, un 97% menos, y en lo que llevamos de febrero en el aeropuerto tan solo se ha recogido un litro, un 97% menos también.

Temperatura más alta

En cuanto a las temperaturas, la media registrada este invierno hasta el momento es de 13,7 grados, lo que representa una anomalía de 1,5 grados más en comparación a lo habitual en esta época del año. Y se trata del segundo invierno más cálido desde 1953, solo superado por el de 1966, que finalizó con 13,9 grados de media, y empatado con el de 1982, cuando también se registraron 13,7 grados. «Pero no está finalizada la estación», insiste Amengual, quien agrega que como la diferencia va de apenas unas décimas, la situación podría cambiar de aquí a final de mes.

Además de esa temperatura media, el portavoz de la Aemet Balears indica que la media de temperaturas máximas fue de 17,9 grados, lo que supone una anomalía de dos grados más respecto a lo habitual, y la mínima, de 9,4 grados, lo que representa 0,9 grados por encima. «Ha habido más anomalías en las temperaturas diurnas que en las nocturnas», señala.

Por meses, en diciembre la temperatura media se situó en 14 grados (+0,9º respecto a lo normal), la máxima fue de 17,5 grados (-1,9º) y la mínima, de 9,3 (-0,2º). En enero la media alcanzó los 13,7 grados (+1,8º), la máxima, los 17,5 grados (+1,8º) y la mínima, los 9,9 grados (+1,8º). Y en febrero fue de 13,3 grados (+1,8º), mientras que la máxima se situó en una media de 17,7 grados (+2,3º) y la mínima, en 9 grados (+1,3º).

Sobre la oscilación de temperatura entre el día y la noche, Amengual apunta que no ha observado «nada especial», pues aunque está haciendo más calor, la diferencia es «más o menos normal». Con datos concretos, la oscilación en este invierno es de 8,5 grados por ahora, similar a otros periodos de la serie histórica, apunta. Por meses, en diciembre fue de 9,3 grados; la oscilación media en enero, de 7,6 grados, y en febrero, de 8,7 grados. «En diciembre fue más alta porque predominó una situación anticiclónica y hay más diferencia [de temperatura] entre día y noche. Enero y febrero han sido más ventosos y eso hace que las nocturnas suban un pelín», apunta.

Viento en enero y febrero

Y en referencia al viento, se ha pasado de un diciembre «poco ventoso» a unos meses de enero y febrero con llegada de vientos del oeste. Amengual subraya que, teniendo en cuenta que se consideran vientos fuertes los que tienen rachas que superan los 50 kilómetros por hora, en diciembre no se registró ningún día de vientos así. El año anterior, sin embargo, había habido en cuatro días.

En enero se contabilizaron hasta 14 días de vientos fuertes, cuando lo normal son siete, y en lo que va de febrero ha habido tres -hasta el miércoles, cuando se recogieron estos datos-. En comparación con el año 2014, en enero hubo cuatro días de vientos fuertes y en febrero en cambio llegaron a los 14.

Amengual explica que el motivo de la situación meteorológica que se vive este invierno es, por una parte, que el anticiclón de las Azores que normalmente está en esa zona, «desde octubre, más o menos, o noviembre y diciembre» ha estado situado «justo encima del sur del Mediterráneo». Esto «bloqueaba todas las situaciones de precipitación» y hacía «que predominasen vientos ligeramente de componente sur, no entraba ninguna masa de aire frío, y estos meses se mantuvieron secos y con temperaturas altas».

Añade que con la llegada del año nuevo, aproximadamente, la situación cambió. «El anticiclón se ha ido a su sitio pero está situado relativamente al norte y está permitiendo que lleguen bastantes frentes pero son de origen atlántico, con vientos del oeste, y estos dejan lluvia en la Península y no en la cuenca mediterránea», afirma. Eso está haciendo que el invierno siga siendo seco, aunque más ventoso. «Y las temperaturas, como el viento viene de atravesar toda la Península se reseca y no suben demasiado, y seguimos con una situación cálida». «Para que cambie, tiene que haber vientos del norte, que ha habido algún día pero poquita cosa», dice el portavoz de la delegación de Aemet.

A su juicio, lo que se vive este invierno «seguramente está relacionado con el cambio climático», si bien aclara que para estar seguros es necesario «hacer medias de diferentes años». «Pero todo apunta a que sí, a que esté relacionado», indica Amengual.