­La posibilidad de dotar a Ibiza de un tranvía no es ninguna broma. De hecho, el hoy conseller balear de Territorio, Joan Boned, fue quien lanzó hace ya años la propuesta, recibida con sorna por el PP, cuando estaba en la oposición en el Consell. Ahora, con el viento a favor -el nuevo presidente del Consell, Vicent Torres, ya apostó por este transporte en su discurso de investidura- Boned quiere encargar «dentro de este trimestre» los primeros estudios sobre la viabilidad del tranvía ligero (o trambús).

El conseller recordó que su primera intención es que este nuevo medio de transporte público una el puerto con el aeropuerto, «con la posibilidad de pasar por Platja d´en Bossa».

Esta opción daría «mayor efectividad durante la temporada estival» al tranvía, donde daría servicio a «un importante número de usuarios» que «si tienen un transporte público ágil, rápido y efectivo, que cumpla horarios, no cogerán el coche para llegar hasta el centro de Ibiza», señalaba Boned.

El conseller explicó que su propuesta «no es un tranvía», sino un tipo de transporte más ligero y sin vía: «Una mezcla entre bus y tranvía». Se trata de vehículos articulados con «una importante capacidad», que puede llegar a triplicar la de un autobús convencional (hasta 180 pasajeros).

Introducir este tipo de vehículo «apenas supondrá consumo de territorio», porque los convoyes no van robre raíles sino que circulan sobre neumáticos. Así, pueden circular por la calzada con el resto del tráfico. La única diferencia estriba en que estos vehículos van guiados por una línea de fibra óptica situada en mitad del carril, bajo la capa de asfalto.

Carril para el transporte público

Tal como lo plantea Boned, este nuevo medio podría compartir carril «con el resto del transporte público», en un espacio reservado también para taxis y autobuses y «libre de obstáculos».

Para dar aún mayor eficacia al trambús, Boned añade que los convoyes están equipados con un sistema que les da prioridad en los semáforos, para minimizar los efectos de los atascos y asegurar la puntualidad en las paradas.

Otra ventaja, añade, es que el coste de implantación por kilómetro «sería bastante bajo», y el mayor gasto lo representaría la compra de los convoyes necesarios para cubrir el servicio.

Se trata de vehículos totalmente eléctricos, recalca Boned, que además recuperan parte de la carga de sus baterías en las frenadas durante la circulación. Este tipo de vehículo ya se utiliza en ciudades europeas como Niza, donde se implantaron hace años, Linz, Castellón o Zaragoza, según detalló el conseller balear.