El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a propuesta de la dirección general de Bellas Artes y Bienes Culturales, ha ejercido el derecho de tanteo para el Estado sobre cuatro monedas acuñadas en la Ibiza púnica que fueron subastadas el pasado 26 de noviembre en la Sala Áureo y Calicó. Todas ellas son «singulares, raras, excepcionales», a juicio del director del Museo Arqueológico de la isla, Benjamí Costa. Tres de ellas ya han sido depositadas en el museo ibicenco, mientras la cuarta, la más valiosa, ya forma parte de la colección del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

El Ministerio abonó 760 euros por las tres piezas asignadas al museo de Ibiza. Este lote está compuesto por una tira «muy rara» de cospeles de bronce (el cospel es el trozo de metal antes de ser acuñado; una vez acuñado ya es moneda), una moneda laureada de Bes «con faldín sosteniendo martillo y serpiente», y otra con un reverso decorado por una palmera. Las tres se depositaron hace algunos días en el museo ibicenco.

La cuarta pieza, «rarísima», ha sido asignada al Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Es un didracma de plata con dos muescas en canto que pesa 9,89 gramos. El Estado ha pagado por ella alrededor de 9.500 euros. Fue adquirida junto a otras cuatro monedas en un lote cuyo valor total ascendió a 37.850 euros. Según Costa es excepcional. Hasta ahora solo se conocía la existencia de otras tres similares: «Fue acuñada en Ibiza y lleva el dios Bes en una cara y un toro en la otra. Hasta ahora, en la bibliografía solo aparecían tres de este tipo. Por eso, cuando Marta Campo, doctora en Prehistoria e Historia Antigua y exdirectora del Gabinete Numismático del Museu Nacional d´Art de Catalunya, hizo su tesis doctoral en el año 1976 las puso entre interrogantes: no se fiaba de que realmente fueran auténticas. En estudios posteriores, basados sobre todo en razones metrológicas, autores como Lorenzo Villalonga ya las da como auténticas», explica Benjamí Costa. El director del Museo Arqueológico de Eivissa cree que «sin duda tiene que haber más similares, pero posiblemente formen parte de colecciones privadas que no saldrán a la luz».

La extraña palmera

La moneda de bronce del dios Bes sosteniendo martillo y serpiente (de 2,01 gramos de peso) y de ceca (donde se acuña) incierta, es «rara», según Costa. A simple vista «es normal y corriente», con el dios Bes en el anverso. Lo que la convierte en extraordinaria es que en el reverso labraron una palmera: «Con palmera no se conocía ninguna hasta ahora. Los reversos normales son el toro o el dios Bes (igual que en el anverso). Es la primera vez que lo veo. Me pareció una moneda excepcional que valía la pena recuperar para el gabinete numismático de este museo», señala su director.

Aún tienen que estudiarla, pero probablemente «se trate o de una emisión que, por la razón que fuera, fue poco abundante». Tampoco descarta una emisión de otro lugar imitando la moneda de Ibosim: «Pero lo dudo, porque la palmera es un reverso muy característico de la numismática de Cartago del siglo IV y del siglo III antes de Cristo. Hay muchas emisiones de Cartago, incluso en oro, plata y bronce que tienen este mismo reverso, exactamente la misma palmera». Considera que lo más seguro es que se trate «de una serie corta que acuñó con toda probabilidad Eivissa en un momento de cercanía con Cartago, puede ser que en alguna de las guerras púnicas. Ebusus estuvo incondicionalmente del lado de Cartago. Pero es solo una hipótesis».

Un raro laurel

Otra de las tres monedas que ya forman parte de la colección del Arqueológico de Dalt Vila es un semis (la mitad de un as) del siglo I antes de Cristo, en el que se aprecia un dios Bes con faldín sosteniendo martillo y serpiente (de 7,03 gramos de peso). Tiene su origen en el momento en que «Ibiza acuña su propia moneda pero integrándose en el sistema metrológico romano». De este tipo «se acuñó en gran cantidad y se hicieron un enorme número de emisiones», que normalmente se diferencian mediante letras o símbolos púnicos: «Pero esta, en particular, tiene como una corona, posiblemente de laurel, que rodea la imagen del dios Bes. De este tipo solo he visto algún caso en bibliografía», singularidad por la que instó a su adquisición.

Tres monedas unidas

Y la tercera adquisición es una tira «muy rara» de tres cospeles de bronce para acuñar moneda (de 2,02 gramos de peso). Costa destaca de esta pieza que «parece que tiene relieves, es decir, que podría haber estado acuñada». Dependiendo de cómo se mire «se intuye la imagen de Bes». Lo curioso es que las tres, muy pequeñas, todavía están unidas: «Aún no habían sido separadas mediante cortes para individualizarlas como monedas». Son ´lentejitas´ (por su pequeño tamaño), dieciseisavos, la fracción más pequeña que acuñó Ibiza: «Y no en todas las series. Hay series en las que solo se acuñó hasta el octavo. Solo en las series más antiguas se acuñaron ´lentejitas´». Costa sospecha que probablemente «son de un momento relativamente antiguo de la ceca de Eivissa, a finales del siglo IV o de la primera mitad del III antes de Cristo». Es una pieza interesante «porque ilustra el proceso de acuñación. Primero, mediante la fundición en molde se obtenían los flanes. Había pequeñas ranuras para que el metal fundido pasara de uno a otro, por lo que quedaban inicialmente unidas», como se aprecia en esta. Finalmente se separaban con un cincel o con algún instrumento cortante. Benjamí Costa había visto algún ejemplar en alguna colección privada de Eivissa, y el Museo Arqueológico Nacional también posee alguno similar: «Pero en Ibiza no lo había».

El director del Museo Arqueológico de Ibiza califica el material de «singular, raro, excepcional», por lo que «han de tener un protagonismo» en un futuro próximo: «Estarán expuestas en la muestra permanente del futuro Museo Arqueológico de Dalt Vila», avanzó ayer. Además, le gustaría preparar alguna exposición temporal sobre moneda, sobre la ceca de Eivissa, en la que las tres nuevas piezas tendrían un papel protagonista.

El arqueólogo cree que su estudio «aportará información y datos interesantes para el conocimiento de la ceca de Ibiza». Costa estima que las cuatro están «muy bien» conservadas: «Tienen muy buena pátina; la de la palmera se ha de limpiar aún un poco. Son de categoría. La Eivissa púnica no acuñaba áureos, pero estas están muy bien. Es una pena que la de plata, el didracma, no haya podido venir también», lamenta.