Sin saberlo, los vecinos de Jesús que llegan al pueblo a través del acceso que viene de Vila, ahora en obras, pasan por encima de 2.000 años de historia. Debajo de ese tramo de carretera se encuentran los restos de una vivienda unifamiliar púnico-romana que permaneció en uso a lo largo de ocho siglos, hasta llegar al VI d. C., según han comprobado los arqueólogos.

Alguien, dos siglos antes de nuestra era, debió considerar que ese emplazamiento, un enorme y fértil llano cercano a la capital, debía ser un lugar idóneo para establecer una vivienda dedicada a faenas agrícolas. La familia cartaginesa que allí se instaló transformó los alrededores en un campo dedicado a la plantación de vides para la elaboración de vino. El arqueólogo que dirige la excavación, Josep Torres, recuerda que Ibiza era entoncces una potencia en materia vinícola, puesto que exportaba esta mercancía a todos los puertos del Mediterráneo y se han hallado ánforas ibicencas que lo contenían en numerosos yacimientos de varios países.

«Ya Plinio decía entonces que el vino de Ibiza era comparable a los mejores vinos de su Italia natal, lo cual, para alguien tan enamorado de su propio país como era él, demuestra que debía de ser un buen vino», afirma Torres a pie de excavación, en la que varios operarios se afanan en ir rebajando el nivel del terreno.

Todo el suelo rústico de Ibosim estaba entonces dedicado al cultivo de la vid. «Es imposible encontrar un palmo cuadrado sin hallar restos que lo demuestren», afirma Torres, quien alude además a las innumerables zanjas de cultivo excavadas en roca que se suelen hallar en numerosos lugares de la isla, dedicadas precisamente a esta actividad.

«El vino, base de la economía»

«Esta casa se dedicaba a la producción de vino, con más seguridad que a la producción de aceite», afirma Torres, dado que ese cultivo no estaba tan extendido. «Las viñas eran la base de la economía de la isla», recalca.

El yacimiento hallado demuestra ya al primer vistazo que es mucho más grande de lo que se ha sacado a la luz, pues la carretera le pasa por encima, «y, además, la casa continúa al otro lado de la calzada», afirma el investigador. Se trata, por tanto, de un inmueble de importancia, del que se conservan básicamente los cimientos, que permiten adivinar la estructura del interior. Destaca el hallazgo de una cubeta de decantación (una especie de bañera con un agujero grande) en su interior. Se trata de una instalación habitual en las casas donde se producía vino y aceite. También se observan un par de ánforas clavadas aún en el suelo, aunque rotas en su parte superior. Se conserva el quicio de la puerta de entrada y el pavimento que «pisaban para entrar y salir de ella». Una pieza redonda con un agujero central revela que allí estaba el soporte físico de la puerta, sobre el que ésta giraba.

Por lo tanto, no estamos ante una finca de recreo. Aunque no era una la vivienda de una familia pobre, «no era la típica villa con mosaicos y decoraciones para que el señor se dedicara a descansar todo el día». «Aquí se trabajaba, y además se producía mucho; no solo vivía la familia, tal vez vivían también aquí los trabajadores de la explotación agrícola», afirma Josep Torres, que junto con Elise Marlière dirigen la excavación. Su empresa, Antiquarium Arqueología y Patrimonio, es la contratada por la constructora para hacer el seguimiento arqueológico de la obra.

El mar estaba entonces mucho más cerca de la casa que ahora, pues la sucesiva deposición de materiales sedimentarios durante siglos fue formando ses Feixes y uniendo s´Illa Plana a Ibiza. Desde aquí, por tanto, se divisaban los barcos que fondeaban en el puerto para cargar ánforas con destino a otras ciudades del Mediterráneo, mientras en la actual Dalt Vila ya debía haber -según todos los indicios- un templo dedicado a las deidades púnicas y la ciudad.

La longevidad de la villa desenterrada en el yacimiento de sa Torre Tombada -bautizado así por la casa payesa más cercana- hizo que numerosas generaciones desfilaran por ella, hasta el punto de que cuando los romanos sustituyeron a los cartagineses, continuó estando habitada y lo mismo pasó al llegar la época bizantina. Con el siglo VI se pierden las noticias sobre actividad en esta vivienda.

Los arqueólogos han encontrado también varios enterramientos -de hecho, fue lo primero que se halló y lo que dio pio a pensar en la existencia de alguna casa cercana-, entre ellos uno de carácter infantil, en el que el cuerpo era introducido dentro de un ánfora, a modo de pequeño sarcófago.

Dado que se trata de una excavación de urgencia, no está previsto sacar a la luz lo que hay debajo de la parte asfaltada, ocupada por la calzada, ni tampoco la prolongación de la villa por el otro lado de la carretera. «Quedará enterrado, conservado, pero documentado para el futuro», añade Josep Torres.

El hallazgo no ha alterado prácticamente para nada el programa de trabajo del proyecto de la carretera, puesto que solo obligará a una pequeña modificación de unas tuberías, cuyo nuevo trazado estaba siendo estudiando ayer por los ingenieros. Para Torres, este descubrimiento «no ha de ser visto como algo negativo, sino como una oportunidad para conocer nuestra historia».