Una patrulla de Guardia Civil que realizaba un control junto a un funcionario de Transportes del Consell interceptó el miércoles un furgón Mercedes Sprinter en el puerto de Ibiza cuando descendía de un barco procedente de Barcelona. El vehículo les infundió sospechas porque circulaba con un apreciable exceso de peso. En él viajaban el conductor y otras tres personas, pero además transportaba casi dos toneladas de carne y otros alimentos en mal estado procedentes de la región rumana de Transilvania. Según la Guardia Civil, había carne triturada congelada y un cordero muerto en un saco, entre otros productos que iban a ser distribuidos entre particulares y en supermercados rumanos de ses Figueretes y Santa Eulària.

Los agentes que detuvieron el furgón alertaron a la conselleria de Sanidad y dos inspectoras examinaron el cargamento confirmando la existencia de productos cárnicos y otros alimentos no aptos para el consumo, según confirmó a este periódico una portavoz de la dirección general de Salud Pública del Govern balear.

Todos los alimentos intervenidos fueron trasladados el mismo miércoles al vertedero de basura de Ca na Puxa para su destrucción.

El responsable del vehículo y del transporte es el empresario rumano Nicolae Ursu, que posee dos supermercados en la isla, inspeccionados también por las funcionarias de Sanidad. Ursu asegura, en cambio, que los alimentos estaban en buenas condiciones y que no eran para poner a la venta, sino encargos de diversos compatriotas para su consumo personal.

Elevadas sanciones

La empresa de Ursu ha sido denunciada tanto por Sanidad como por Transportes por realizar un transporte ilegal de alimentos y podría enfrentarse a sanciones de más de 6.000 euros. «Me han comunicado que tendré que pagar 4.000 euros de multa por el exceso de peso», confirmó ayer el propietario, Nicolae Ursu, en la tienda que tiene en ses Figueretes, una de las dos que regenta en la isla (la otra está en Santa Eulària).

Ursu explicó que en el furgón tiene capacidad para «siete u ocho personas» y que en él viajaban el conductor y tres personas más: un primo, una tía y un amigo suyo.

La consellera insular de Movilidad, Pepa Marí, confirmó que su departamento ha denunciado a la empresa porque el furgón superaba ampliamente el peso permitido. Por otra parte, dado que al parecer realiza también transporte de viajeros, el Consell consultará al Ministerio de Fomento para conocer qué documentación requiere esta empresa y qué normativa se le aplica, puesto que es posible que haya de cumplir leyes internacionales al atravesar varios países, explicó la consellera.

El empresario acepta la sanción por la sobrecarga, pero no la otra que le han anunciado, también de 4.000 euros, por transportar comida en mal estado. «No eran productos para las tiendas, eran encargos de compatriotas para las comidas de las fiestas y estaban bien conservados, no me explico por qué los han destruido. La gente [que le hizo los encargos, casi todos a familiares que viven en Rumanía] está indignada», comentaba ayer Nicolae Ursu. Reconoce que el furgón no tiene cámara frigorífica, aunque asegura que los alimentos estaban correctamente envasados y envueltos en paquetes, algunos congelados y almacenados en neveras, por lo que no entiende por qué se los han requisado.

Inspecciones a tiendas rumanas

Ursu comenzó hace cinco años a organizar viajes a la región de Transilvania desde Ibiza, con escala en Barcelona, uno de ida y otro de vuelta casi todas las semanas. Asegura tener toda la documentación en regla, tanto para el transporte como para la venta de productos rumanos en sus establecimientos. Los que comercializa los compra a un mayorista en Valencia y están perfectamente etiquetados, afirmó.

De manera excepcional admite transporte de comida para uso privado en el furgón, como en esta ocasión, con motivo de la Navidad, aclaró. Entre lo que han destruido dice que había embutidos, carnes, tocino ahumado, vinos y conservas típicas de Rumanía. También traían coles fermentadas para su familia, que iba a preparar el guiso típico de los rumanos en Navidad: el Sarmale, rollitos de carne envueltos en hojas de esta verdura. «No había un cordero. Los rumanos no comemos cordero por Navidad», asegura el empresario, molesto con lo sucedido pero tranquilo a pesar de todo.

Los inspectores de Sanidad han visitado sus tiendas y otras que venden productos rumanos. En una de ellas han encontrado un queso que no estaba etiquetado de forma correcta, explicó ayer la portavoz de la conselleria. Ursu aseguró que en sus establecimientos no encontraron ninguna irregularidad y mostró varias botellas, latas, embutidos y otros productos, todos con sus etiquetas y fechas de caducidad correctas, según pudo comprobar este diario. «A mí me revisan todo, y al otro, que transporta comida sin etiquetar para su tienda, no», denuncia.

Seguridad Alimentaria inspecciona ahora las transacciones comerciales de esta empresa y de otras, así como sus redes de distribución, para comprobar si existen más irregularidades. «Está denunciada y se ha iniciado un expediente que concluirá probablemente en una sanción», concluyó la representante del Govern.