Sebastià Sansó, director general de Educación Ambiental, Calidad Ambiental y Residuos, y Margalida Ferrer Marí, delegada territorial de Educación en las Pitiusas, entregaron ayer en el Club Diario de Ibiza los galardones de centros ecoambientales a 40 colegios e institutos de Ibiza por su labor en el curso 2014-2015. En uno de los casos, el colegio de educación Primaria Sant Antoni, era la primera vez que lo recibía, mientras 14 lo han renovado. Además se entregaron 25 diplomas a otros centros participantes. Alrededor de 140 niños y educadores asistieron al acto.

Sansó subrayó el trabajo medioambiental hecho por los centros pitiusos, «un pilar fundamental de la educación que permitirá cambiar muchos hábitos» y que sirve para «la transmisión de valores al entorno», indicó. También aseguró que el nuevo Govern pretende «potenciar» esta vía de concienciación entre los chavales, tanto mediante la recuperación del acto de entrega de los galardones ecoambientales como con la convocatoria de premios que faciliten los proyectos emprendidos por algunos centros.

Margalida Ferrer recordó que estos galardones llevan diez años en vigor y que «cada vez hay más aulas que participan y se implican, es decir, una mayor concienciación». Ferrer subrayó que las Pitiusas «tienen un territorio que hay que cuidar, por lo que para su defensa se necesita concienciar a los estudiantes».

Nieves de la Concepción, educadora ambiental del Govern y presentadora del acto, destacó, precisamente, que esa labor sirve para «sentirnos orgullosos del entorno» de las islas. Los proyectos desarrollados por colegios e institutos ibicencos son, a su juicio, «pequeñas grandes acciones» que son muy eficaces a largo plazo para proteger el medio ambiente. Los centros galardonados han trabajado e investigado, sobre todo, en el agua, el reciclaje, los huertos, las energías renovables, el consumo eléctrico y la recogida selectiva, entre otros.

Proyectos

Tras la actuación de cuentacuentos Monma Mingot se procedió a la entrega de los diplomas acreditativos. Primero lo recibieron los representantes del CEIP Sant Antoni, que en su primer año han trabajado con los alumnos la producción de residuos y su reciclaje, así como un huerto escolar. Posteriormente se galardonó a 14 centros que han renovado el galardón. Se trata de colegios como el Balanzat, cuyo proyecto se centra, por una parte, en la creación de un huerto, una balsa de peces y un gallinero, según explicó Nieves de la Concepción. Además han realizado un estudio sobre residuos y han efectuado una ecoauditoría del agua que se consume en sus instalaciones.

Buscastell renovó su galardón por sus proyectos sobre agua, energía, residuos y ´ecokids´, un grupo de alumnos ´ecoambientales´ encargado de dinamizar y fomentar el proyecto medioambiental entre sus compañeros, explicó De la Concepción. Can Cantó también tiene un huerto ecológico, así como proyectos de buenas prácticas sobre residuos, reciclaje, energía y agua, como en el Sa Bodega.

El colegio Cervantes, por su parte, ha impulsado un estudio sobre la flora y fauna «en el centro y en el exterior», además de mantener un huerto y de contar con un estupendo blog ecoambiental», en palabras de la educadora ambiental del Govern en las Pitiusas.

También renovó su diploma de centro ecoambiental el CEIP L´Urgell por su «auditoría del agua, su huerto, su labor de compostaje y su labor por el consumo responsable», mientras el Puig d´en Valls lo obtuvo un año más gracias a su punto informativo verde, sus talleres sobre medio ambiente que se imparten en los recreos, a su extraordinario huerto y a su fiesta del medio ambiente y de la convivencia que celebran cada año a final de curso.

En Sant Jordi trabajaron en el curso 2014-2015 tanto su huerto como, sobre todo, sus trabajos sobre el tema del agua, en este caso debido tanto a su escasez en esa zona de la isla como debido a la cantidad de cloruros que contiene no es apta para el consumo human0 ni siquiera para regar con ella las plantas.

La delegada territorial de Educación entregó el diploma a los representantes del colegio Sant Mateu por su reutilización de materiales: «Son prácticamente autosuficientes», dijo De la Concepción, que recalcó el gran papel que tienen las familias en este proyecto ecoambiental. Intercambian tanto ropa («son pocos niños, los papás llevan ropa y entre ellos se la intercambian») como libros: «Además, como tienen poco espacio se han inventado unas minijardineras con palés, con la ayuda de las familias, de las que tira mucho este centro».

En el colegio Santa Eulària, además de un huerto y de trabajar con los alumnos tanto el agua como su consumo responsable, participan en la Agenda Local 21 escolar de la localidad. Del CEIP S´Olivera, la educadora ambiental destacó que durante la semana siempre hay un grupo que trabaja en su huerto, de manera que hay un seguimiento continuo. Del instituto Isidor Macabich señaló «su proyecto de reutilización» de los caros libros de texto. El instituto Xarc también renovó su galardón por integrar las actividades medioambientales en las tutorías, su auditorías y la puesta en marcha de su huerto gracias a su ciclo formativo.

Entre los 25 centros que recogieron su certificado de participación (lo reciben los que demuestran que mantienen durante un par de años sus objetivos) destaca el colegio Sant Carles. Su proyecto consiste en la creación de una comunidad de aprendizaje cuyo objetivo «es integrar en los proyectos del centro a toda la comunidad educativa», como la colla de ball pagès de la localidad, familias e incluso empresarios: «Así, todo lo que se hace en sus aulas sale fuera de allí» y se conoce en la población, una manera de que participe, señaló De la Concepción. La educadora ambiental señaló como peculiar el proyecto de la Santíssima Trinitat, un concurso de ecoaula para fomentar buenos hábitos en las clases y que cuenta «con inspecciones sorpresa». La mejor clase es premiada al finalizar el curso.