Grandes desconocidas y grandes incomprendidas. Y las dos condiciones guardan mucha relación. «Es un grupo complicado para estudiarlo. Es más fácil observar mariposas diurnas. Además, las arañas pican y eso no gusta a nadie», explica el biólogo Guillem X. Pons, profesor del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universitat de les Illes Balears, quien, sin embargo, ha dedicado a estos invertebrados parte de sus investigaciones.

Los arácnidos, que incluyen arañas, escorpiones, pseudoescorpiones, opiliones, garrapatas y ácaros, representan uno de los grupos animales menos estudiado en las islas. Existe muy poca información. «En la actualidad, ninguna especie está considerada en peligro o amenazada por las autoridades», señala Pons, que añade que «los endemismos tendrían que estudiarse con más detalle, porque a veces conocemos la descripción original y nada más».

Respecto a las arañas, se han calculado 330 especies en Baleares, según los datos que maneja Guillem X. Pons, y sólo alrededor de un centenar de taxones han sido citados en Ibiza y Formentera. Y pese a la falta de información, que explica que haya tan exigua lista de especies para un grupo tan numeroso, los datos del Servicio de Protección de Especies de la conselleria balear de Medio Ambiente identifican una decena de endemismos. Pons, sin embargo, opina que esos datos también deben revisarse.

Tal vez una de las especies más destacables, que pocos esperan encontrar en los campos de las islas, es la tarántula Lycosa munieri. A pesar de pertenecer a una de las familias con peor fama de todo el reino animal, lo cierto es que el veneno de las tarántulas no suele ser grave, ni mucho menos mortal, para los humanos. Eso sí, hay que recordar que las reacciones ante un veneno suelen ser cuestión de sensibilidades; hay personas a las que la picadura de una abeja apenas les supone media hora de escozor y otras que pueden morir de un shock anafiláctico. Prácticamente todas las arañas, a excepción de la familia de los ulobóridos, poseen veneno, pero éste no suele representar un peligro real para el ser humano.

La Lycosa munieri es una de las arañas más grandes que pueden encontrarse en Ibiza (las hembras alcanzan unos seis centímetros) y aunque figura en las listas como endemismo, lo cierto es que también ha sido citada en diversas localidades del norte de África, aclara Guillem X. Pons. También entre las más grandes se encuentran las hembras de las arañas del género Argiope A.lobata y A.bruennichi, de aspecto muy llamativo y muy comunes en los campos pitiusos.

La tarántula

La tarántula es una araña de suelo, que construye cuevas o túneles en la tierra, mientras que las Argiope tejen grandes telas de seda, al igual que las arañas del género Araneus, que cuenta asimismo con algunos representantes corrientes en las islas y con un tamaño considerable.

Hay algunos endemismos que sólo han sido citados en Ibiza, como las Cyclosa groppalii, Nemesia ibiza o Nemesia santaeulalia, pero existe muy poca información sobre ellos. Incluso hay una especie, Ozyptila furcula, que fue descrita en 1882 en es Prat de Sant Jordi y que, según señala el presidente del Grup d'Estudis de la Natura (GEN), el biólogo Joan Carles Palerm, «nunca más ha sido recolectada» en las islas. Respecto a otros arácnidos, en Eivissa y Formentera no hay escorpiones, pero sí pseudoescorpiones, algunos de ellos también endémicos en Baleares.

Las arañas cumplen una función primordial en sus ecosistemas; son las grandes depredadoras de jardines y huertos, las que los mantienen libres de plagas, pero tienen tan mala prensa que la fobia hacia ellas, la aracnofobia, es una de las más conocidas y comunes, el temor animal más extendido.

Tal fobia puede explicar también el escaso interés por el estudio de este grupo. El biólogo Joan Carles Palerm aún va más allá y asegura que, en las islas, el desconocimiento «lamentablemente, es el mismo en casi todos los grupos faunísticos de invertebrados», quizás debido, en buena medida, al hecho de que en Eivissa no existen centros de investigación y los estudiantes que acaban grado no realizan muchas tesis en las Pitiusas.

«Tal vez -apunta el biólogo- podrían crearse becas de investigación para trabajos de fin de carrera como estos, que permitieran ir rellenando estos huecos en la información que tenemos sobre los invertebrados».