El conseller insular de Medio Ambiente y Agricultura, Miquel Vericad, considera «razonables» las restricciones al uso del ahumador de los apicultores en el interior del bosque que impuso el anterior responsable de la conselleria en Balears, Gabriel Company. Dichas limitaciones obligan a los productores de miel a efectuar grandes desbroces de terreno para poder utilizar este aparato, que despide humo para manejar mejor las abejas.

Vericad cree que desbrozar de todo tipo de vegetación y hojarasca un franja de diez metros -cinco a lado y lado- a lo largo de todo el recorrido que haga el apicultor dentro del bosque llevando el ahumador, además de un perímetro de cinco metros alrededor de las colmenas y, por último, podar los árboles inmediatos hasta tres metros de altura, son cosas «asumibles» y «razonables», si bien admitió que pueden constituir «una molestia» para los apicultores.

El conseller insular se alineó así con las tesis expresadas por la directora general de Biodiversidad del Govern, Caterina Amengual, que a su vez respaldó las medidas decididas por el exconseller del PP Gabriel Company poco después del incendio forestal de 2011.

Miquel Vericad asegura no tener conocimiento alguno de las quejas de los apicultores, puesto que ninguno de ellos expresó queja alguna durante la última reunión del Consell Agrari, pero reiteró que estos desbroces «no son ningún disparate» y se exigen como «medidas preventivas» para evitar posibles incendios forestales derivados de un mal uso del ahumador.

«Las colmenas en Ibiza están siempre dentro del bosque, efectivamente, pero el bosque de Ibiza tampoco está ahora como estaba hace cincuenta años, cuando se iba eliminando el sotobosque», afirmó Vericad, quien consideró que puede haber otros factores que expliquen el progresivo abandono de la apicultura por parte de muchos de los productores adscritos al sello ‘Sabors d’Eivissa’ para este producto. Entre ellos citó diferentes enfermedades que afectan a las abejas, así como aspectos relacionados con «la idiosincrasia» local.

Asimismo, señala que «la mayor parte de la gente tiene colmenas en bosques que no son de su propiedad», lo que propiciaría una falta de acuerdo con el dueño a la hora de realizar según qué actividades preventivas. «Es más una cuestión de idiosincrasia que de normativa», opinó.

También señaló que la situación en Mallorca es diferente a la de Ibiza, puesto que en las Pitiusas «una gran parte de su superficie está catalogada como de alto riesgo de incendio forestal», cosa que no sucede en Mallorca, donde, además, parte de la miel se produce en terrenos no forestales, al contrario de lo que ocurre en Ibiza.