­Milagro en Sant Jordi: desde el pasado sábado vuelve a manar agua dulce de los grifos de las viviendas. El acontecimiento, un hecho asombroso que algunos vecinos catalogan de sobrenatural dado lo infrecuente de que por la red local fluya agua potable (hacía medio año que no la cataban), se debió a la reparación (la enésima) de un vetusto motor impulsor de la desaladora móvil de ses Eres, según aseguró ayer el edil de Agua y Obras Públicas, Ángel Luis Guerrero.

La desaladora de ses Eres funcionaba «a la mitad» desde hacía un par de semanas porque «se averió uno de los dos motores impulsores que hacen pasar el agua por las membranas», según Guerrero, que subrayó que se trata de mecanismos «muy antiguos» para los que cuesta mucho tiempo y trabajo encontrar «repuestos y montarlos». Mientras se reparaba la avería, «se inyectó» a la red de la zona «agua al 50%» procedente de pozos salinizados. Es decir, imbebible.

Membranas a la espera

Hace justo 11 días Guerrero culpó al mal estado de las membranas de la desaladora de ses Eres («están prácticamente agotadas», dijo) del alto contenido en cloruros del agua de consumo que se recibe en Sant Jordi y aseguró que la situación no mejoraría hasta que fueran sustituidas por unas nuevas. Pero las membranas siguen sin llegar a Ibiza desde Estados Unidos, donde han de ser fabricadas. ¿Entonces, a qué se debe la mejora de la calidad del agua? «Las membranas siguen en mal estado. Lo que ocurre -explicó ayer Guerrero- es que ahora, con apenas turistas, se ha reducido mucho el consumo, de manera que en los depósitos de ses Eres hay más agua dulce almacenada. Por eso se nota la mejoría. Se llevaban casi dos semanas con agua muy mala debido a que la mitad de la planta estaba parada y por el elevado consumo que todavía había». Las temperaturas, arguye el concejal, también han ayudado: a menos calor, menor consumo.

Guerrero señala que el nuevo plazo de entrega de las membranas, que en principio debían llegar a la isla en octubre, se alarga ahora: estarán aquí del 1 al 10 de noviembre. «Iban a venir en barco, pero como la empresa que las fabrica se ha retrasado, las mandan ahora por avión (el coste era mucho mayor). En instalarlas se tardará un día», aseguró el edil.

Si el Ministerio de Sanidad realizara ahora su análisis periódico del agua de Sant Jordi obtendría un resultado mucho mejor que el que dio el último, efectuado el 28 de septiembre en el punto de muestreo de sa Carroca. El parámetro de cloruros fue 16 veces superior al límite permitido para que el agua sea apta para el consumo: 4.035 miligramos por litro. Y la conductividad, cuatro veces superior: 10.930 ?s/cm (microsiemens/cm a 20ºC). Así salían los vasos de los lavavajillas de los vecinos, totalmente blancos.

La calidad mejorará en cuanto acaben las obras de interconexión, cuando la red municipal reciba agua potable procedente de las desaladoras de la isla, y no, como hasta ahora, de pozos salinizados. Pese a que las expropiaciones de terrenos han retrasado el inicio de los trabajos, que debían comenzar en octubre, Ángel Luis Guerrero señala que desde la dirección general de Recursos Hídricos le han asegurado que «es inminente» el comienzo de las obras: «De hecho, el 22 de octubre vienen a Ibiza técnicos de Abaqua para, sobre el terreno, que desde el Ayuntamiento les digamos qué necesidades tenemos y qué es lo que realmente hay que hacer, pues seguro que hay cosas que el proyecto no contempla, como las bombas. Y eso sí que es una información que nosotros manejamos».