­La aplicación del IVA general (del 21%) en los negocios relacionados con el ocio nocturno «discrimina a este sector» frente a otros vinculados al turismo, como los restaurantes y los hoteles, donde se repercute el IVA reducido (del 10%), según pusieron ayer de manifiesto tres miembros del despacho Garrigues durante la jornada de clausura del International Nightlife Congress.

Santiago Janer, del departamento de impuestos de Garrigues, recordó cómo el Gobierno incrementó el IVA aplicable (del 18 al 21% en el caso del general, y del 8 al 10% en el reducido) en 2012 para aumentar sus ingresos y equilibrar sus cuentas tras los desajustes causados por la aguda crisis económica. El Estado decidió entonces mantener el IVA reducido para la hostelería y la restauración por tratarse de un sector estratégico para el país. Pero introdujo un cambio que resultó crucial: teatros, cines, salas de fiestas, conciertos y discotecas pasarían de tributar el IVA reducido al general. Del 8% al 21% por real decreto ley.

En la práctica, esa medida significó la ruina de muchos negocios vinculados al ocio nocturno, según manifestó ayer Janer, que ilustró con datos el mazazo que supuso ese incremento tributario para el sector: un 15% de las discotecas cerraron desde entonces; las que quedaron redujeron sus días de apertura y sus temporadas; el consumo de refrescos cayó un 42%, mientras que el de alcohol bajó un 51%, y se destruyeron 30.000 puestos de trabajo en toda España en el que estaban empleados jóvenes. El paro juvenil se incrementó un 60%.

«Se comieron los márgenes»

Los negocios no pudieron trasladar esos brutales aumentos del IVA a sus clientes, de manera que «se comieron los márgenes» de beneficios. Muchas empresas, las supervivientes, «cayeron en pérdidas», señaló Janer, que subrayó que se trata de una industria «muy sensible a ese tipo de subidas». Janer planteó que si la aplicación del IVA general al ocio nocturno tenía como objetivo incrementar la recaudación, posiblemente el efecto haya sido el contrario, pues por el camino ha destruido empleo y empresas y el consumo ha caído en picado.

De ahí que los empresarios hayan pedido volver a pagar el IVA reducido, algo que el Gobierno descarta hasta que no vea claro tanto el derrotero de la economía como el estado del erario. Hasta Janer advirtió de que «habrá que saber convivir con la situación actual» porque «el presupuesto estatal no permite un cambio a corto plazo».

Pero hubo otro cambio en 2012 que, según Janer, representó a la postre otro golpe de gracia para el ocio nocturno: la creación de la figura de los servicios mixtos, que tributan al 21%. Se aplica, por ejemplo, a un restaurante o a una barra de bar que sirva en el interior de una discoteca y cuyos servicios se paguen aparte (no con la entrada). Para Montse Mas Llull, abogada y socia directora de Garrigues en Balears, es otro «trato discriminatorio al sector nocturno frente a otros operadores económicos».

Además, ha dado lugar a otra situación rocambolesca: cuando la barra de una discoteca no es explotada por su propietario sino que es arrendada a un tercero, tributa al tipo reducido (10%), mientras que en la entrada de la discoteca se repercute el IVA general (21%), según estableció la dirección general de Tributos, del Ministerio de Hacienda, en una consulta vinculante. A juicio de Mas, «desde un punto de vista de técnica jurídica carece de sentido que la normativa en vigor obligue a los operadores económicos a crear determinadas estructuras que posibiliten la aplicación de tipos reducidos». Hay un abismo entre ambas tributaciones pese a «tratarse del mismo servicio y darse en la misma discoteca». Solo en función de cuál sea la estructura jurídica de titularidad y de explotación de ese servicio tendrá una tributación diferente: «No tiene sentido», alega Mas.

«Lo que ocurre al final -advirtió la abogada de Garrigues- es que los grandes operadores podrán crear esa nueva estructura, bendecida por la dirección general de Tributos, mientras que los pequeños operadores de discotecas no podrán, pues les genera unos costes de administración inviables». Mas cree que no tiene sentido que la normativa en vigor «obligue, motive e impulse la creación de esas dobles estructuras, que son ineficientes» y que solo sirven para que algunos paguen menos impuestos. «El Ministerio de Hacienda debería evitar esa discriminación», dijo.

«Desventaja» del sector

Varios empresarios presentes en la ponencia criticaron que no se aplique el tipo reducido al ocio «pese a ser un sector tan importante como el de los hoteles y restaurantes», algo que les sitúa en «una situación de clara desventaja» y que los está «hundiendo». Miguel Ángel Catena, coordinador de la inspección fiscal general del IVA del Ministerio de Hacienda, que acababa de exponer por qué el Gobierno decidió esos incrementos y esos cambios hace tres años («por necesidades presupuestarias», alegó), se limitó a responderles que «fue una decisión adoptada por el Parlamento español».

Contestó lo mismo a Montse Mas cuando la abogada le preguntó qué justificaba la tributación de los servicios mixtos. Catena, un técnico, se limitó a decir que estaba basada en «valoraciones políticas tributarias».