La demanda de productos de segunda mano también se ha incrementado con la crisis y muestra de ello son los beneficios que obtiene la Fundació Deixalles: si en 2014 cerró con 173.000 euros de ingresos, este año tiene una previsión «de entre 191.000 y 200.000 euros».

Y es que, según la coordinadora de la fundación, Flor Dell´Agnolo, si «antes la única clientela de segunda mano eran básicamente personas inmigrantes, con pocos recursos o personas que están en una situación de pobreza», esto ha cambiado. A estas personas, y a la gente de otros países con «la cultura de la segunda mano mucho más desarrollada», se les ha sumado también gente con «una situación económica estable, más o menos, pero que han tenido que reducir gastos».

Ropa cinco veces más barata

«¿Cómo? Pues no compro nada de ropa nueva, lo compro todo en Deixalles. Aquí tenemos la ropa que todo el mundo compra en Inditex, la usa un año y la pone en el contenedor. Y podemos ir vestidos exactamente igual de bien que yendo a comprarlo nuevo y pagando cinco veces más», dice Dell´Agnolo. En este sentido no solo hace hincapié en el ahorro económico sino en las consecuencias medioambientales -«evitamos que vaya al vertedero y se convierta en un residuo»- y sociales, estas últimas en relación a la oportunidad de inserción para las personas que trabajan con ella.

Pero no es tan solo ropa lo que los usuarios pueden encontrar; tienen muebles y electrodomésticos. «El sofá más caro aquí pueden ser 130 euros; en la tienda por estrenarlo pagas diez veces más. Y las personas no están para este tipo de gastos».

En ese incremento de la venta de segunda mano y de los beneficios influye, no solo que aumenten los compradores, sino también el volumen de objetos que recogen y que ponen a su disposición. Y Dell´Agnolo relaciona esto directamente con la recogida de mobiliario en hoteles. «Se trata de hoteles que pasan de tres estrellas a cinco, se reforman y nos regalan todo el mobiliario: los colchones, las sillas, las mesas, todo. Este material lo recogemos durante el invierno, lo almacenamos en una nave y lo sacamos desde antes de Semana Santa hasta que acaba la temporada», comenta.

981 colchones en siete meses

Este material tiene mucha salida, destaca Dell´Agnolo, que señala el caso de los colchones, por ejemplo. Entre enero y julio de este año han vendido en el mercado de segunda mano 981 colchones. «Es increíble. Hay mucha demanda», afirma y explica que esto se debe a que, ante la llegada de turistas no a hoteles sino a casas, «cada vez más personas y empresas acuden a Deixalles para amueblar esas casas y apartamentos de alquiler».