­«Ibiza debe parar de crecer para evitar su colapso. De lo contrario, vamos directos hacia el barranco», advirtió ayer el periodista, Joan Lluís Ferrer, en la presentación de su libro ´Ibiza: la destrucción del paraíso. Quién, cómo y por qué´ en el Club Diario, donde señaló que si no se frena la urbanización y se apuesta desde ya por un «crecimiento cero» se corre el riesgo de convertir Ibiza en una «isla ciudad». Además, Ferrer culpa a los políticos, técnicos, empresarios y ciudadanos «de forma proporcionada» de esta degradación, que está perjudicando a su ciudadanía.

La presentación de la nueva obra del periodista de Diario de Ibiza, editada por Balàfia Postals, corrió a cargo del exfiscal de Medio Ambiente de la isla, Manuel Campoy, que consideró que Ferrer diagnostica «perfectamente» la situación de Ibiza. «Está escrito de una forma sistemática, casi perfecta, ya que apunta quién ha destruido el paraíso, cómo y por qué. El libro te hace reflexionar, surgen preguntas, pero también aparecen respuestas», apuntó Campoy, que compartió con Ferrer su visión de que en apenas 30 años, una «selva de asfalto y cemento» ha invadido lo que para ellos era el paraíso. «La obra explica cómo se ha hecho esta destrucción y menciona también el virus más dañino de la humanidad: el dinero. Cuando lo lees, te das cuentas de que se podría haber evitado y de que los autores están enfermos de dinero», criticó Campoy.

El exfiscal de Medio Ambiente de Ibiza señaló que las consecuencias del «urbanismo salvaje» de la isla que critica Ferrer en su nueva obra las están sufriendo los ciudadanos, que está afectando a sus derechos individuales y subjetivos. «Nos encontramos con que no podemos ir a la playa a causa de la ocupación y si conseguimos bañarnos en el mar resulta que el agua está contaminada por vertidos de yates o de urbanizaciones o depuradoras que no funcionan bien», sostuvo Campoy, que también se refirió a la contaminación acústica: «No hay forma de evitarla, se mete en tu casa y afecta incluso a aquellos que la han provocado», manifestó el exfiscal de Medio Ambiente. Según Ferrer, el urbanismo es el «origen de todos los problemas» y señaló la «construccion difusa» como una de las principales amenazas, ya que es más difícil de detener, y criticó que las normativas permitan construir en suelo rústico a partir de 15.000 metros cuadrados.

En cuanto a los culpables, el periodista de Diario de Ibiza apuntó que su libro es una bronca colectiva. «Este libro no es para hacer amigos», bromeó Ferrer, que añadió que en el capítulo dos, titulado ´¿Quién mató el paraíso?´, se señalan los responsables del desastre, del que no son solo culpables los políticos.

«Enfermos de avaricia»

«La pérdida del paraíso no es suficiente con cuatro o cinco políticos o especuladores que lo quieran urbanizar todo. Los técnicos también tenían un papel importantísimo y trascendental y son autores y responsables del 50 o del 60% de la destrucción de la isla», afirmó el autor de la obra.

A la insensibilidad y permisividad de los cargos públicos y técnicos «a los que no les ha importado la isla», Ferrer culpó también a los empresarios e insistió en que la riqueza que se produce en Ibiza ya no se reparte entre su población. «El dinero que genera la destrucción ya no se queda aquí. ¿Alguien cree que los 60.000 euros que cuesta una botella en el hotel Ushuaïa se reparten entre los ibicencos?», ironizó el escritor, que también criticó a los «enfermos de avaricia» que defienden sus acciones alegando la creación de empleo. «Estos empresarios no son ongs, ni trabajan por amor al prójimo. Los puestos de trabajo les dan igual, solo les importa llenarse los bolsillos». De hecho, Campoy recordó que Ferrer señala en su libro que «mientras se genera más riqueza en la isla, más pobres son las personas». «El dinero, igual que entra, se va. No se queda aquí y esto colapsa el sistema», comentó el exfiscal.

Por último, el autor del libro alertó de que si se mantiene este ritmo de crecimiento, la isla puede alcanzar las cifras de Malta en el 2047. «Si se miran las estadísticas de Córcega, Chipre o Sicilia se puede comprobar que no hay ninguna que crezca a la velocidad de Ibiza», sostuvo Ferrer, que apeló a la colaboración y compromiso de toda la sociedad para frenar esta situación.