Las anclas de los yates y las aguas residuales que se vierten al mar no son las únicas enemigas de la posidonia. Esta planta ahora tiene como principales amenazas las algas Lophocladia lallemandii y Caulerpa cylindracea, que se han asentado en Balears y cuya erradicación es «complicada», según advirtieron tres expertos en la presentación de ´Ojo Invasoras´, en el Club Diario de Ibiza, en el que participaron la investigadora principal del proyecto Fiona Tomas; el jefe del Grupo Ecología y Macrófitos Marinos, Jorge Terrados, y Jaume Estarellas, biólogo técnico de Medio Ambiente del Consell de Ibiza. «Las invasoras ahogan a la posidonia, sobre todo la Lophocladia lallemandii, que le quita la luz y le impide hacer la fotosíntesis, sostuvo Estarellas, que añadió que la proliferación de esta alga también perjudica a la flora y fauna que crece alrededor de la posidonia.

Tanto la Lophocladia lallemandii, que tiene forma de matas algodonosas y de color rojo o blanco, como la Caulerpa cylindracea, con tallos verdes en forma de racimo, son algas visibles a pocos metros de profundidad. Por ello, los investigadores de ´Ojo invasoras´ (un proyecto promovido por el Imedea, centro mixto entre la Universitat de les Illes Balears y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas) piden la colaboración ciudadana para controlar estas poblaciones. Los buceadores, pescadores u otras personas que estén en contacto con el mar que identifiquen estas plantas pueden comunicarlo a través de la página web ojoinvasoras.info y de la plataforma ´Observadors del mar´, cuya dirección en internet es www.observadoresdelmar.es.

El aumento de la temperatura del Mediterráneo (que está comunicado con el mar Rojo a través del Canal de Suez) y de nutrientes procedentes de aguas depuradas, los fondeos incontrolados y el vertido al mar de las aguas negras de las embarcaciones son algunos de los ingredientes del «cóctel peligroso» que favorece la reproducción en Balears de especies típicas de otros climas. «Estamos tropicalizando el mar Mediterráneo, por lo que no es de extrañar que se asienten aquí especies tropicales», apuntó Estarellas.

Torrados explicó que una especie invasora es aquella que está «fuera de su área de distribución natural» y que ha llegado por medio de una introducción «accidental o intencionada, ligada casi siempre a la actividad humana». «Cuando un ser vivo llega a un hábitat diferente, muere, pero si alguna es capaz de aclimatarse a esa nueva situación y se reproduce, creando poblaciones de forma importante, ya es invasora», afirmó el investigador del Imedea, que también alertó de que la aclimatación de estos seres no autóctonos causa «problemas graves» en los ecosistemas que invaden, ya que afectan a otras especies y también a actividades humanas.

Por su parte, Tomas precisó que el principal vector de introducción de plantas exóticas es el transporte marítimo, en concreto, «las aguas de lastre que usan los barcos». También se enganchan a los cascos, anclas y redes de pesca. Además, los tres expertos insistieron en que hay que evitar tirar al mar los peces tropicales que cultivan en acuarios, sino que se deben devolver a la tienda.