­La isla de Ibiza se encuentra en situación de alerta por sequía desde el pasado mes de junio, según el nuevo indicador elaborado por la dirección general de Recursos Hídricos del Govern balear y publicado ayer por primera vez. Ese departamento de la conselleria balear de Medio Ambiente ha optado por hacer público solo el índice de Ibiza debido a la situación por la que atraviesa. De hecho, es el único que aparece en la web de la conselleria que dirige Vicenç Vidal, ya que los del resto de las islas aún no han sido calculados.

El índice refleja la evolución del indicador de sequía desde enero de 1990 hasta la actualidad. Los tres últimos puntos marcados -que corresponden a junio, finales de julio y mediados de agosto- aparecen dentro del nivel naranja (de alerta), según detalló ayer a esta redacción Jordi Jiménez, jefe de sección del servicio de Estudios y Planificación de la dirección general de Recursos Hídricos. Desde la primavera de 2014 y hasta el comienzo de este verano, la isla acumuló un año seguido en estado de prealerta. Incluso en el estío de 2014 atravesó por un periodo de alerta aún más intenso que el actual.

Pero hubo tiempos peores, según esa estadística. Desde la primavera del año 1999 hasta la de 2005, la isla vivió en una continua situación de prealerta y alerta, con un periodo de emergencia en el verano de 2001. En la historia reciente de Ibiza solo se ha llegado a esa situación de emergencia en dos ocasiones: aquel año y a mediados de 1996.

El motivo por el que la isla vivió esa situación extrema se puede encontrar en otro cuadro, el de la evolución del indicador de sequía meteorológica, también publicado ayer y que refleja las precipitaciones. En él se aprecia que hubo siete años consecutivos, desde 1993 hasta el año 2000 (con la excepción de 1996), en los que llovió por debajo de lo normal. Al estado actual se ha llegado después de que apenas cayera una gota durante los últimos tres años, desde 2012, de manera que las reservas han bajado paulatinamente, sin que pudieran recuperarse.

Para calcular el índice de sequía se emplea una enrevesada fórmula para la que se necesitan los valores medios obtenidos en el mes en cuestión y en el periodo histórico, así como el valor máximo del periodo histórico de ese mes y el valor mínimo de explotación. El resultado es una cifra entre 1 (nivel verde de situación estable o normalidad) y 0 (nivel rojo, de emergencia). Entre medias se encuentran los valores de 0,5 a 0,31 (nivel amarillo, de prealerta) y de 0,3 a 0,16 (naranja, de alerta), que es en el que estamos ahora.

Para disponer de esos valores «se mide la profundidad a la que llega el agua en unos pozos concretos (siete en la isla). Esos datos se relacionan luego con los del momento de mayor sequía y los de máxima humedad registrados a lo largo de su historia», indicó Jiménez. Se trata de un sistema muy similar al utilizado para calcular los recursos hídricos, aunque sin porcentajes.