La joven pianista ibicenca Penélope Tafur se presenta el próximo 30 de agosto a su segundo concurso de piano, el XXI Concurso Internacional de Piano de Ibiza. A sus 18 años se enfrentará a pianistas más experimentados de hasta 30 años de numerosas nacionalidades. Tafur viene de una familia de artistas: su madre es la bailaora Teresa Rojas y su hermana es una reconocida bailarina de danza contemporánea, y tuvo muy claro desde pequeña que quería que su vida fuera la música.

- ¿Qué espera de su participación en el certamen?

- Es una experiencia increíble que creo me va a servir de mucho. Aunque sé que no voy a ganar, porque hay gente impresionante que se la merece más que yo. Pero me iré contenta porque es un reto y me lo he preparado. Es una meta que me ha servido para aprender y volcarme más y coincidir con artistas increíbles.

- ¿Está nerviosa?

- Pues bastante, la verdad, por ser una de las más jóvenes y más al ser de Eivissa, porque te ve gente que te conoce.

- ¿Cuándo comenzó a interesarse por la música clásica?

- Ya desde pequeña me gustaba la música y decidieron apuntarme a piano. De hecho yo decía que quería ser pianista cuando ni siquiera había tocado. Mis padres no querían que desde tan pequeña tuviera tanta carga , por eso consiguieron que Víctor Gresely me diera clases y desde entonces estoy con él.

- ¿Cree que se establece un vínculo especial con un maestro?

- Totalmente, además yo cuanto toco delante de él es cuando me pongo más nerviosa. Para mí es una responsabilidad muy grande tocar delante de él. Además, es muy importante el vínculo que tenemos. Por ejemplo, cuando yo fallo y le miro, se ríe, estas son cosas de las que la gente luego no se entera pero que son especiales.

- ¿Qué le aporta la música? ¿Qué es lo que siente cuando toca?

- Con el piano me siento libre, siento que la vida corre a través de mis manos. Expreso todo lo que no puedo hacer hablando. Es difícil de explicar, pero podría decir que es una manera de sentirme libre.

- ¿Un músico nace o se hace?

- Hay gente que tiene un don, una facilidad, un algo innato y aquí hay muchos con eso. Yo no lo tengo, aunque tampoco me preocupa, porque creo que tengo una forma de interpretar bonita, me lo estudio un poco más y ya está. Uno con esfuerzo y positividad consigue todo lo que quiera.

- ¿Cómo se ve en el futuro?

- Yo siempre he querido ser concertista. Cuando a la gente le dices que quieres tocar el piano le viene a la mente los grandes como Zimmermann, Rubinstein o Barenboim, pero yo tampoco quiero dar esos grandes conciertos, aunque no me disgustaría. Solo quiero formarme, especializarme en piano español e impresionista y presentarme a concursos, que pueden servir para abrirme puertas. Espero un golpe de suerte, y con mucho trabajo, llegar a dar conciertos de piano clásico, que es lo que me gusta.

- Y a sus padres ¿qué les pareció que usted dijera que quería ser pianista?

- Ellos estaban encantados. Que haga lo que yo quiera pero que sea feliz. Les agradezco que me apoyen tanto porque encontrarte sin apoyo tiene que ser muy duro. Igualmente los padres tarde o temprano tienen que aceptarlo, más que nada porque son sus hijos y el niño va a seguir si de verdad quiere.

- Su madre, su hermana, su tío, una prima... todos están vinculados al mundo del arte. ¿Cree que es algo que va en los genes?

- No es una familia de artistas, pero sí es verdad que por parte madre hay un poquito de ‘artisteo’.

- ¿La gente todavía cree que la música no es una carrera en sí y que es necesaria una opción B?

- Sí, es algo que me molesta mucho. ¿Te parece poco que yo estudie una carrera de catorce años y que cuando acabe no sea nada, y que me quede toda una vida? La gente siempre te dice que tienes que tener un plan B, eso es algo que me molesta mucho. Si yo no creo en mí misma puede ser que sea porque haya algo en mí que me dice que no voy a llegar a mi objetivo. Me niego a empezar partiendo de un ‘a lo mejor no llego’.

- Es una chica inquieta, además de los estudios y la música, también baila y participa en obras de teatro, ¿cómo lo hace?

- Hay días en los que me agobio mucho. Básicamente aprovechas los huequitos que te vas encontrando entre clases.

- ¿Cree que España no reconoce la calidad de sus músicos?

- Pienso que Albéniz y Falla aquí están infravalorados, en cambio te vas a Francia y alucinan. Siempre renegamos un poco de lo nuestro, pero la verdad es que el nivel es muy alto. Creo que deberíamos sentirnos muy orgullosos de la cantera que tenemos.

- ¿Cómo ve el panorama musical en Ibiza?

- La verdad es que cada vez está mejor. Hay gente que ha entrado en los conservatorios de Madrid o Ámsterdam con las mejores notas de España, y me parece increíble. Eso es algo que está motivando a los de aquí para organizar más conciertos y talleres. De aquí a cinco o seis años Eivissa va a tener muy, muy buenos músicos y nos van a tener que empezar a reconocer.

- ¿La música clásica es para todo el mundo?

- Es un mundo que está hecho para la gente que tiene dinero. Sí es verdad que también llegarán los que no tienen, pero no te dan facilidades. Los que tienen dinero acaban llegando antes que los otros. Por ejemplo, yo ahora no me puedo permitir ir a Valencia a pagar 35.000 euros para entrar en la sede que hay ahí de la Universidad de Berkeley.

- ¿Cree que hay demasiada formalidad en torno al mundo de la música clásica?

- No me gusta tanta seriedad. Son tonterías como el color de la ropa, pero que hacen que nos alejemos bastante del público y que parezca un arte elitista. Estas cosas no van conmigo, pero hay que aceptarlas y adaptarse a ellas.