­Massimiliano P. R., un italiano de 42 años que vivió en Ibiza y que figura empadronado en la isla, apareció el martes en Mallorca con un cuchillo de cocina clavado en el corazón junto a su vehículo que en ese momento estaba envuelto en llamas en las afueras de Felanitx.

Este hippy empadronado en Ibiza vivía en realidad en su furgoneta, con la que se movía por Mallorca, donde organizaba sesiones de tomas de ayahuasca, una bebida con potentes efectos alucinógenos.

En el Boletín Oficial de Balears (BOIB) de 23 de diciembre de 2010 figura su nombre como solicitante de la construcción de una vivienda unifamiliar aislada, con piscina, en una finca de Cala Llonga. Además, en una notificación del Institut Balear de l´Habitatge (Ibavi) de mayo de 2012 se le comunica que se da de baja un expediente en el que solicitaba una vivienda de protección oficial en Ibiza.

Aunque todos los indicios apuntaban inicialmente a que el hombre había sido asesinado y el automóvil incendiado para eliminar pruebas, el avance de la investigación dio un vuelco al caso. El cadáver, hallado junto a la puerta del copiloto de la furgoneta incendiada, tenía quemaduras y un cuchillo clavado en el pecho. Al examinar detenidamente el cuerpo, se descubrió que no presentaba signos de lucha ni heridas defensivas y la trayectoria de la puñalada apuntaba a que fue él mismo quien se clavó el arma, hipótesis avalada ayer por la autopsia.

La teoría del suicidio cobró fuerza al examinar la grabación de una cámara de seguridad de la empresa situada justo delante del lugar de los hechos, a un kilómetro y medio de Felanitx, en la carretera de Vilafranca. Las imágenes demuestran que el hombre estaba solo cuando ocurrieron los hechos y en ellas se le ve entrar en la furgoneta, que poco después empezó a arder.

Un incendio fortuito

También las pesquisas sobre el origen del incendio parecen echar por tierra la hipótesis del crimen. Los agentes del Laboratorio de Criminalística inspeccionaron a fondo el vehículo ayer por la mañana y detectaron indicios de que el fuego comenzó de manera fortuita, al parecer debido a un fallo en el sistema eléctrico.

Con todas estas pruebas, la Guardia Civil cree que la víctima descubrió el fuego cuando este se había extendido ya por buena parte de la furgoneta. De acuerdo con esta hipótesis, el hombre habría intentando en vano sofocar las llamas y acabó optando por quitarse la vida clavándose el chuchillo en el corazón ante el temor a morir quemado. Los investigadores están a la espera de que se analicen las muestras tomadas del cadáver para aclarar si estaba bajo los efectos de la ayahuasca, la sustancia alucinógena que solía consumir.