El largo periodo de sequía que padece Ibiza, con un déficit hídrico del 44% en los últimos seis meses, y la bajada de nivel de los acuíferos han provocado que la producción de cereales, avena, trigo y cebada, se reduzca entre un 30% y un 40%, con respecto a las cosechas del año pasado, según informó ayer presidente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, Juan Tur. Además, los agricultores deben hacer frente a unos sobrecostes en la producción de alrededor de un 30% debido a que los acuíferos están al límite y necesitan gastar más electricidad o carburante para poder extraerla.

La cosecha de hierbas forrajeras ha sido «buena» ya que marzo fue un mes lluvioso, según indicó Tur. Por el contrario, «la de cereales has sido malísima», lamentó el presiente de cooperativa de Sant Antoni, quien calcula que los socios han cosechado entre un 30% y un 40% menos que el pasado año. «Hay grano, pero es mucho más pequeño y no es de muy buena calidad», aclaró. Los árboles de secano como el almendro, la algarroba y la higuera, que se recolectan en septiembre, también se están viendo afectados por la falta de lluvia. «Los almendros están prácticamente secos y las algarrobas muy pequeñas. Se están muriendo, no sé cuanto tiempo resistirán la sequía», alertó Tur.

El presidente de la cooperativa Agroeivissa, Juan Marí, explicó por su parte que los agricultores de frutas y hortalizas, cultivos de regadío, se están viendo gravemente afectados por los sobrecostes. La sequía ha obligado a los productores a regar sus cultivos «continuamente durante los últimos 18 meses, incluso en las estaciones más lluviosas», lamentó. La necesidad de aumentar el regadío conlleva un incremento en los gastos de electricidad y carburantes.

La actividad agrícola también contribuye a la sobreexplotación de las masas de aguas subterráneas. No obstante, Marí defendió que los acuíferos más afectados por sobrexplotación son los que abastecen a los núcleos urbanos y los que tienen mayor actividad turística. Asimismo, reconoció que la situación de los acuíferos en la isla es crítica porque la escasez de precipitaciones impide su recuperación, pero recalcó que los agricultores llevan más de 25 años implantando medidas de ahorro como el riego por goteo.

«La agricultura es el único sector sin alternativa para los acuíferos si estos llegaran a salinizarse o a agotarse, advirtió Marí. Según el presidente de Agroeivissa, los núcleos urbanos y turísticos podrían prescindir de los acuíferos y utilizar agua procedente de las desaladora. En cambio, los agricultores no podrían hacer frente al precio del agua desalada para regar sus cultivos. «Esperamos que la interconexión de desaladoras y la de Santa Eulària se pongan en marcha» para que la agricultura pueda disponer del agua subterránea, declaró.

Sin embargo, las malas cosechas y los sobrecostes de producción no incrementarán el precio de los productos, según aseguraron ambos agricultores. «Los consumidores no tienen la culpa de la sequía», destacó Tur. Marí recordó que estas variaciones no pueden reflejarse en los mercados porque compiten con productos del resto de España e incluso del extranjero.