Un cúmulo globular, también llamado cúmulo cerrado, es un enorme conjunto de estrellas (cientos de miles en ocasiones), unidas entre sí por fuerzas gravitacionales en una región relativamente pequeña del espacio. Estos objetos, de forma más o menos esférica, están repartidos por la periferia de la galaxia y contienen estrellas muy antiguas, originadas en los mismos inicios de la historia galáctica.

El Gran Cúmulo de Hércules (u objeto M13 del catálogo Messier) es uno de los más brillantes del cielo del hemisferio norte. En 1716, su descubridor, Edmund Halley (el mismo que el del célebre cometa), anotó: «No es más que una pequeña mancha, pero se puede ver a simple vista, cuando el cielo está sereno y la Luna ausente». De hecho, así es como se ve ya con unos prismáticos o el más modesto telescopio, por lo que se trata de uno de los objetos más populares entre los astrónomos amateur. Pero esa «pequeña mancha» posee alrededor de 300.000 estrellas (aunque otras estimaciones hablan de entre medio millón y hasta un millón). Las más habituales son estrellas amarillentas del tipo gigante roja, muchas variables (es decir, que van cambiando de tamaño y, por tanto, de brillo).

Su diámetro es de 150 años-luz y abarca 20 minutos de arco. Su núcleo posee una especial densidad de estrellas, llegando a haber más de 100 en un cubo de 3 años luz de lado (la estrella más cercana al Sol está a más de 4 años luz de distancia). El cielo de un posible planeta que orbitase alguna de ellas tendría decenas de estrellas visibles de día, y un cielo espectacularmente iluminado de noche por cientos de ellas.

Es también uno de los objetos celestes más antiguos: su edad se estima entre 12.000 y 14.000 millones de años, ¡prácticamente lo mismo que el propio Universo! Sin embargo, curiosamente contiene muchas estrellas jóvenes, seguramente capturadas a posteriori por el propio cúmulo.

Se encuentra alejado de la Tierra unos 25.100 años luz, ocupando la zona donde se encuentra el Ápex solar, es decir, el punto hacia donde se dirige el Sol (y por tanto, nosotros) en su órbita alrededor del centro de la Galaxia.

Hacia este cúmulo se dirigió en 1974 el famoso mensaje diseñado por Frank Drake, Carl Sagan y otros, desde el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico), que contiene datos sobre el Sistema Solar, la Tierra y el ser humano, con el objetivo de contactar con una posible civilización extraterrestre. M13 fue elegido, entre otras cosas, por su alta densidad de estrellas, lo que debería aumentar la probabilidad de dar con un mundo habitado. Sin embargo, el mensaje tardará aún más de 25.000 años en llegar hasta allí y, en el supuesto de obtener respuesta, ésta tardaría otros 25.000 en ser recibida en la Tierra. ¡50.000 años para intercambiar un saludo!