El llaüt ´Alegría´, el primero del pantalán G del Nàutic de Sant Antoni, hizo ayer honor a su nombre y evitó que un todoterreno acabase en el mar. El morro del vehículo quedó apoyado sobre la borda de la embarcación, que resistió la presión del Land Rover, de unos 2.000 kilos de peso, sin sufrir más que unos pequeños rasguños en su casco de madera. El vehículo fue estabilizado y asegurado para que no acabara de caer y posteriormente izado completamente a tierra.

Todo ocurrió cuando el todoterreno, en el que iban dos parejas de turistas franceses, se disponía a dar la vuelta en el acceso principal de Es Nàutic para salir del recinto. El conductor dio marcha atrás y abrió su puerta para hacer mejor la maniobra y no tocar unos pivotes, según explicó el gerente del club, Juan Vicente Roselló. En ese momento, con la puerta abierta, el conductor se desequilibró en su asiento de tal manera que medio cuerpo le quedó fuera del vehículo y su pierna derecha se enganchó en la palanca de cambio.

Los cuatro ocupantes reaccionaron rápido y saltaron en marcha para evitar daños mayores al ver que el Land Rover iba a precipitarse hacia el mar. Primero saltó del vehículo en marcha el conductor, que consiguió zafarse del cambio de marchas, y luego sus acompañantes abrieron las puertas y se lanzaron también al suelo. Ninguno precisó atención médica aunque el susto fue muy grande.

El todoterreno siguió circulando sin nadie dentro, se desvió hacia el borde del pantalán y se precipitó al mar, pero el morro cayó sobre la borda de estribor del llaüt y allí quedó apoyado. Las ruedas continuaron girando, con casi la mitad de los neumáticos delanteros dentro del agua, pero la embarcación resistió el embate y evitó que el Land Rover acabar de caer.

Según el relato de Roselló, inmediatamente llegó un trabajador de una náutica que enganchó el vehículo siniestrado al suyo, también un todoterreno que suele emplear si se produce una eventualidad en el club. En seguida le ayudaron varios mecánicos y otros trabajadores del Nàutic y de otras empresas. Entre todos consiguieron sujetar y estabilizar el Land Rover hasta que apareció un camión grúa y lo izó por completo a tierra. A continuación avisaron al dueño del llaüt, que se puso en contacto con los turistas e intercambiaron los datos del seguro.

«Son cosas que pueden pasar pero han tenido mucha suerte», apuntó el gerente de Es Nàutic, que destacó que no se produjeron heridos, los daños fueron de poca consideración y hubo un buen trabajo de todo el equipo del club.