­La fiscal solicita una condena de 18 años de prisión para José Ribas Riera, acusado de un delito de asesinato consumado por matar de tres disparos de escopeta a su sobrino político, Gerardus Johannes Buijs, después de una discusión por la herencia familiar ocurrida en la finca propiedad del primero, en ses Eres, en Sant Josep, a las cuatro de la tarde del 26 de mayo del año pasado.

En el escrito de acusación, al que ha tenido acceso este diario, la fiscal solicita que Ribas, ibicenco de 65 años, pague indemnizaciones a la familia del fallecido por un valor total de 278.000 euros: 138.000 euros para la viuda, que es sobrina del presunto asesino, 58.000 euros para cada uno de los dos hijos menores de la pareja, y 12.000 euros para el padre y la madre de Buijs, un holandés afincado en Ibiza al que llamaban Gerardo, que tenía 34 años.

El imputado, que no tiene antecedentes penales, lleva en prisión provisional casi once meses, puesto que el mismo día del crimen avisó a un vecino, le comunicó que había matado a su sobrino y le dijo que le llevase al cuartel de la Guardia Civil, donde se entregó. Después, reconoció el asesinato, según trascendió entonces del contenido de sus declaraciones. Todavía no se conoce la fecha en la que se celebrará el juicio. Un jurado popular decidirá el veredicto, en una vista que se celebrará en los juzgados de Palma aproximadamente dentro de un año, según informan fuentes próximas al caso.

En el relato de los hechos, la representante de la Fiscalía explica que Buijs llegó a la finca de ses Eres en su vehículo particular, a través del camino que conduce a es Rafal Trobat. En el curso de la discusión que mantuvieron por el dinero de la herencia familiar, Ribas entró en un almacén contiguo a la vivienda, cogió una escopeta de caza marca Gamba de calibre 12mm y, «con intención de causar la muerte a Gerardus, se dirigió a este y le disparó en la cara anterior del abdomen, a una distancia no inferior a cinco metros».

El holandés se dio la vuelta e intentó escapar pero Ribas, «para asegurar su muerte», le disparó una segunda vez por la espalda, causándole una herida que le provocó una fractura de los arcos costales. Las postas (las balas) penetraron en su pulmón derecho, lo que le produjo una gran hemorragia interna, por lo que cayó al suelo, explica el fiscal. Por último, según el relato de la acusación pública, le disparó una tercera vez, «a quemarropa en la sien izquierda, a una distancia de entre un metro y un metro y medio, causándole la muerte».

La finca familiar, a subasta

El abogado que representa a la acusación particular de la viuda de Buijs (la sobrina de Ribas), eleva la petición de condena a 25 años de prisión, puesto que considera que en el asesinato concurren las circunstancias agravantes de parentesco, alevosía y ensañamiento. En el escrito en el que solicita la apertura de juicio oral, al que también ha tenido acceso este diario, el letrado explica que Gerardus iba a visitar a su tío político para tratar sobre la ejecución hipotecaria de una finca propiedad de la familia de Ribas, por vínculo de sucesión testamentaria, y que estaba en proceso de entrar en subasta.

El matrimonio habló en la comida sobre la fiesta de cumpleaños de sus hijos, que ese mismo día cumplían 5 años. Acordaron que la mujer se quedaría en casa preparándola y que el hombre iría a hablar con su tío político.

De camino a ses Eres, Buijs se detuvo en casa de una tía abuela de su esposa, que le dijo que Ribas no había llegado a casa. Cuando llegó, intentó explicarle un plan para resolver la deuda hipotecaria de la finca, que era propiedad de Ribas y de sus tres hermanos. «Ya había advertido el acusado de que mataría a quien le tocase su propiedad», se recoge en el escrito.