José Colomar (Sant Carles, 1932), Ginés Egea (Vila, 1950) y Rolph Kenneth Blakstad (Vancouver, 1929) seguramente nunca pensaron que su pasión por su trabajo y por Ibiza tendría tanta trascendencia, ni mucho menos que les valdría el reconocimiento de toda una isla. Los tres recibieron ayer las medallas de oro del Consell, la máxima distinción que concede esta institución. A Colomar también se le distinguió con el título de Hijo Predilecto de Ibiza en una sobria, pero emotiva, ceremonia celebrada en el auditorio de Can Ventosa. Además, se entregaron los premios al Mérito Ciudadano a la Federació Pitiusa de Majors, a la Associació d´Apicultors d´Eivissa, a la profesora de Educación Física Julia Cano (Melilla, 1931) y al periodista y fundador del Grup d´Estudis de la Naturalesa (GEN) Antonio Pedro Marí (Ibiza, 1954).

Para que esta celebración no se limitase a un mero acto institucional, se permitió la entrada libre a los ciudadanos. Políticos, familiares y amigos disfrutaron de una «fiesta» en la que se ensalzó el altruismo y la aportación social de las personas y colectivos galardonados, a los que se les habían reconocido sus «méritos excepcionales a favor de los intereses de la isla». Con la mayoría de butacas ocupadas, el sonido de los tambores inauguró oficialmente este acto (que comenzó minutos después de las ocho de la tarde). Tres sonadors de la colla folklórica de Vila guiaron hacia el escenario de Can Ventosa a una comitiva formada por todos los consellers y los premiados, que ocuparon las sillas colocadas en el escenario. Frente a ellos, un público que desbordó gratitud en forma de aplausos desde el inicio de la gala.

El primer premio al mérito ciudadanos lo recibió Pep Tur como presidente de la Federació Pitiüsa d´Associacions de Majors (que engloba a unos 8.000 asociados), «por favorecer la coordinación y la consolidación de la red de asociaciones de mayores en Ibiza». Tur recordó que 17 clubes pertenecen a este colectivo y agradeció esta distinción del Consell.

A continuación, el presidente de la Associació d´Apicultors de Eivissa, Antoni Escandell, y su portavoz, Vicent Marí, recogieron el premio otorgado a esta entidad que lleva 25 años protegiendo a las abejas. «Continuaremos impulsando proyectos, talleres y conferencias desde nuestra asociación, que no sería nada sin nuestras dulces abejas. Nosotros somos unos meros colaboradores y la gran beneficiada es la sociedad», expresó Marí, que finalizó su discurso con una cita de Julio César: «Mientras nos quede algo por hacer, no habré hecho nada».

«Su dedicación pionera como instructora de gimnasia y su esfuerzo para impulsar el deporte femenino durante sus 47 años de profesión» le valieron a Cano (que dejó las aulas en 1995) el premio al Mérito Ciudadano.

Cano, entre risas y aplausos

Ella protagonizó el momento más entrañable y cómico de la ceremonia. Tras recoger el galardón, la profesora indicó que ofrecería el discurso en castellano para que sus dos yernos, «uno alemán y otro andaluz», lo entendiesen. Sin embargo, Cano comenzó a hablar en ibicenco y, desconcertada por las risas del público, miró a uno de sus exalumnos, el presidente del Consell, Vicent Serra, que le susurró el motivo de las carcajadas. Con mucho desparpajo, Cano se volvió a dirigir a los asistentes en castellano, «que también lo sé hablar», bromeó. «Amo a Ibiza más que a mi tierra porque allí salí de la guerra y aquí encontré la paz», expresó la docente.

Por su parte, el periodista, fundador del GEN y de la Associació de Malalties Reumàtiques d´Eivissa i Formentera (Amaref) y experto en razas autóctonas tildó de «palabra mágica» la palabra reconocimiento y manifestó su deseo de seguir haciendo cosas «por Ibiza y por su gente». Además, reflexionó que «nunca antes» había habido tantos espacios protegidos, pero tampoco quedaban «tan pocos espacios naturales como ahora».

Tras la entrega de los cuatro premios al Mérito Ciudadano, era el turno de las medallas de oro. La primera, concedida a título póstumo, fue para Blakstad, un apasionado de las casas payesas y de sus orígenes. Sus investigaciones se plasmaron en la ´Guía de la Arquitectura de Ibiza y Formentera´, publicada en 1980. Sus cinco hijos recogieron el galardón. Sabrina habló en nombre de sus hermanos y explicó que su padre había tallado en una viga de su casa de Ibiza la siguiente frase: «Si hay un cielo en la tierra, está aquí». Por su parte, el reumatólogo y responsable de la delegación en Ibiza de la conselleria balear de Salud hasta el pasado 30 de marzo, Egea, señaló que era un «privilegio» recibir la medalla de oro. «Nunca había pensado ser merecedor de ella porque no he hecho otra cosa más que mi trabajo», manifestó.

Colomar sumó ayer otra medalla de oro, ya que en 2014 recibió la misma distinción por parte del Ayuntamiento de Santa Eulària. Una vez más, este empresario y filántropo dedicó este reconocimiento a sus amistades. «Por mis amigos soy lo que soy», concluyó.