Si Simón el Cirineo, María Magdalena o el propio Jesús de Nazaret hubiesen asistido ayer por la mañana a la representación del vía crucis en Santa Eulària se hubiesen sorprendido con la evolución de la tecnología en los últimos 2.000 años. Los centenares de personas que abarrotaron el recorrido de las 15 estaciones del Calvario de Jesucristo, gran parte de ellos turistas del Imserso, no pararon de captar imágenes y vídeos. Los smartphones fueron los protagonistas de una jornada en la que los policías trabajaron sin descanso para explicar a algunos adictos al teléfono que no es necesario sacar fotos a medio metro del actor que interpretó al Mesías y de este modo entorpecer el desarrollo del evento.

«¡Qué manera de correr!», exclamaron unas jóvenes cuando vieron a los romanos por la calle de Sant Jaume a las diez de la mañana. Después de unos preparativos en una peluquería, apresaron a Jesucristo en el huerto de los Olivos y comenzó el vía crucis. Los azotes sonaban tan fuerte (sobre la cruz) que algunos pensaron que eran reales: «Menudos zurriagazos le dan», dijo un turista. «El Cristo es guapo, con la barbita que se ha dejado», comentó una mujer. «Ha actuado muy bien», concluyó un hombre.

Efectivamente, un año más una gran interpretación del joven Jesús Ángel Ramos, con momentos impactantes, como la tercera caída o la crucifixión, cuando estuvo más de diez minutos inmóvil, ante la emoción del gentío. Se produjeron dos grandes ovaciones: para los artistas del Coro Rociero de Santa Eulària, en una buena interpretación de la saeta del ´Cristo de los gitanos´, y ya en la iglesia en el momento del anuncio de la resurrección. La organización fue perfecta, un año más, y van 16, a cargo de la banda de Santa Eulària, con la supervisión constante de su presidente, Andrés Ramós, padre del actor que hizo de Jesús de Nazaret. Las jóvenes de la parroquia se encargaron de los salmos y el párroco del Puig de Missa, de organizar los rezos y marcar el ritmo del vía crucis. El tiempo acompañó, en un día primaveral.