Mertxe Trigueros tenía pensado decorar la habitación 353 de Pediatría del nuevo hospital Can Misses con molinets rosas, dos niños en una alfombra voladora, un elefante y un conejo juguetón. Pero cambió un poco sus planes. Mientras estaba pintando, uno de los pequeños ingresados le confesó que le gustaban mucho los monstruos. Así que añadió un monstruito blanco, redondo y peludo. Otro niño, al ver un erizo sobre el intercomunicador, le dijo que faltaba un erizo bebé. Y el erizo bebé, con todas sus púas, ya está ahí. También ha incluido figuras pequeñitas porque los niños le explicaron que a ellos les gustan «las cosas escondidas» y una sorpresa que sólo descubrirán cuando llegue la noche y se apaguen las luces.

Trigueros está emocionada con el proyecto, que surgió de la gerencia y el departamento de comunicación del hospital. Ella, ilustradora, se encargó de buscar artistas que se quisieran dar alegría y color a las trece habitaciones de Pediatría, para lo que se puso en contacto con la Associació Multiart d´Ibiza (AMAE), que en seguida pidió a sus socios que presentaran propuestas, que debían cumplir unos requisitos: estar basadas en la flora y la fauna autóctona de las Pitiusas y emplear colores suaves, que transmitieran tranquilidad. Rápidamente llegaron las primeras propuestas, que pasaron el control del personal del servicio, y esta misma semana tres artistas han comenzado a pintar.

Murales altruistas

La gerencia del Área de Salud pitiusa recalca que se trata de una iniciativa totalmente altruista que cuenta con varios patrocinadores y la colaboración de Ibiza y Formentera Contra el Cáncer, que ha pagado todo el material para los artistas. De hecho, Trigueros recuerda que además de a AMAE presentó el proyecto a otra asociación de artistas de la isla, que se negó a colaborar porque no había contraprestación económica.

Ayer, Celia Jiménez había acabado la habitación 355, decorada con cinco simpáticas ovejas de lana azul y cara lila rodeadas de globos. Justo enfrente, en la 354, Ana Jakimow moja una esponja en pintura azul y la extiende sobre lapared, que en un par de días se convertirá en un estanque de ses Salines cuajado de flamencos rosas y pececillos de colores. A sus pies, dobladas en un montón, las plantillas que ha utilizado para dibujar los flamencos. «Cuando nos comentaron lo de la flora y fauna de la isla enseguida pensé en ellos, aunque estén de paso», explica la artista.

Trigueros interrumpe su trabajo para mostrar los bocetos de los próximos murales que se pintarán: una pareja de cans eivissencs, unas abubillas (para alegría del gerente, aficionado a la ornitología y apasionado de estas aves), el fondo del mar, unos gallos, la vida que se refugia en los almendros en flor y hasta unas ramas de buganvillas en las que descansan, duermen y se columpian varios niños. La coordinadora destaca que se ha quedado sorprendida por la respuesta y señala que muchos artistas se han ofrecido a colaborar. Trece (Celia Jiménez, Mertxe Trigueros, Ana Jakimow, Julia Fragua, Caroline Goffinet, Toni Montero, Mercedes Puentes, Fina y Maruja Escandell, Antonia Martín, Romanie, Guillermo Gil y Caroline) pintarán las habitaciones y la ceramista marAmar se encargará de crear unas piezas para colocarlas en las puertas.

La gerencia del hospital destaca que los artistas no interfieren en el funcionamiento del servicio y que la pintura acrílica que se ha utilizado es completamente segura y, de hecho, a pesar de que las dos pintoras tenían ayer varios botes abiertos ni siquiera huele. El personal del servicio, emocionado con la iniciativa, se ha encargado de organizar la programación y de decirle a los artistas qué habitaciones podían comenzar a pintar. «Cada pintura nos lleva varios días, son muchas horas, pero lo hacemos con mucha ilusión», comenta Trigueros sin soltar la paleta mientras da los últimos retoques al erizo bebé. «Si podemos ayudarles mientras están aquí...», añade la artista, que detalla que cubrirán las pinturas con una capa protectora para evitar que se ensucien.

Este proyecto continuará en el servicio de Maternidad, que también tendrá pinturas en las habitaciones, explica Mertxe Trigueros, dispuesta a pedirle a cualquier niño que cruce el umbral de la 353 que se siente y busque la hormiga escondida.