­El hombre que el sábado por la mañana robó un coche, con el que se estrelló poco después, se dejó una mochila dentro con sus carnés y otra documentación, intentó engañar a la Policía para recuperarla y hasta se presentó en el cuartel de la Guardia Civil para denunciar que le habían robado. Como era de esperar, acabó detenido y finalmente confesó ser el protagonista de esta rocambolesca historia.

Una joven que había alquilado un Citroën C3 de color gris se dejó las llaves puestas. Sobre las siete de la mañana del sábado el ladrón robó el coche y comenzó a circular a gran velocidad por la avenida de Pere Matutes Noguera, desde la zona de Platja d´en Bossa hasta Vila. Cuando llegó al edificio Lido, que está en el barrio de es Viver, casi en ses Figueretes, perdió el control, se salió de la calzada, dio una vuelta de campana en la acera y se llevó por delante dos pequeños muros y una cabina de teléfono. El vehículo quedó empotrado en las escaleras de un comercio. Los desperfectos que sufrió fueron considerables, como se aprecia en la fotografía.

Varios viandantes sacaron fotos con sus teléfonos móviles y hasta el lugar se desplazaron patrullas de la Policía. La joven que había alquilado el coche apareció y comenzó a gritar que le habían robado. Describió al ladrón como un hombre joven de complexión gruesa que llevaba puesta una camiseta blanca.

La Policía Nacional informó ayer de que el fugado salió del coche pero se olvidó una mochila con documentos que le identificaban, además de otros efectos de su propiedad. En vez de escapar, regresó al lugar del accidente, cojeando, y comenzó a dar falsas explicaciones a los agentes para intentar recuperar la documentación y evitar que le relacionasen con lo acontecido.

Por si fuera poco, después de marcharse telefoneó al 091 y dijo que le habían robado la mochila. Además, añadió que no tenía nada ver con el robo y con el accidente. Los agentes, que no creyeron sus mentiras, le conminaron a que se presentase en la comisaría de la avenida de la Paz, pero no cayó en la trampa y se escabulló una vez más.

No contento con intentar engañar a la Policía Nacional, poco antes de las dos de la tarde se personó en el cuartel de la Guardia Civil de Sant Antoni, en ses Païsses. Pero de nuevo se pasó de listo, porque a esas horas la Benemérita y las policías locales de la isla ya habían sido informadas de lo sucedido por sus compañeros del Cuerpo Nacional de Policía, y estaban sobre alerta para detener al delincuente.

Una vez trasladado por los agentes del instituto armado a la comisaría de la Policía los investigadores le explicaron que existían muchas pruebas en su contra, por lo que confesó y le arrestaron, según informó ayer un portavoz policial en una nota.