El periodista y sociólogo ibicenco Mángel Sevilla ha dedicado siete meses a recopilar recetas tradicionales ibicencas y costumbres en el libro ´Cocina ibicenca. Recetas realizadas por la Associació Cultural El Retorn´ (editorial Mediterrània), que se presentó ayer en las dependencias municipales de Sant Jordi. Sevilla, de 29 años de edad, no pudo asistir porque desde septiembre se encuentra en Rusia, entre Moscú y San Petersburgo, donde trabaja y cursa el Máster Internacional en Investigación Social en la National Research University Higher School of Economics y soporta días a 30 grados bajo cero, relata por correo electrónico desde la gélida Rusia. La distancia no aleja a Sevilla de su isla adorada, a la que dedica continuas entradas en su blog, mangelsevilla.com.

La idea del libro surgió cuando en una actividad de la Associació El Retorn le contaron que llevaban tiempo intentando recopilar recetas pero de forma profesional: «Investigando a fondo la cultura del campo de Ibiza y materializando las recetas de personas, en su mayoría mujeres, que han vivido toda su vida allí. Querían acercarse a la abuela del campo, a la verdadera protagonista de la historia de Ibiza», explica Sevilla, que ha recogido los «pequeños grandes secretos» culinarios de estas cocineras y también ha hecho la mayor parte de las fotos. Así, al describir un plato de matanzas Sevilla explica también el ritual que supone este encuentro ancestral entre vecinos y familia; o cómo los platos tradicionales son el resultado de la adaptación a las limitaciones de la economía y la geografía de la isla: «Se crean grandes platos con una variedad reducida de alimentos».

En la elaboración del libro han participado más de 80 personas, la mayoría mujeres, de una media de 70 años y vinculadas con El Retorn, como su directora, Loreto Mayol. Algunas entrevistas se prolongaron durante horas, explica Sevilla, que destaca la importancia de preservar el «milenario patrimonio» de la isla, así como la cultura popular: «Con lo que nadie puede competir es con el carácter propio cultural de la isla». «Cada entrevista era una nueva realidad sobre la vida en el campo, servía para conocer no solo recetas, sino la estructura social y económica de mediados del siglo XX: narraban su vida diaria, cómo obtenían los ingredientes a través del trueque, cómo se recibía a las visitas, cómo se vivía en épocas de carencia...», evoca el autor, que pone como ejemplo la invención de los buñuelos de patata cuando el trigo escaseaba. El ibicenco Manuel Carbonell, experto en cocina balear, ha asesorado a Sevilla y ha supervisado el libro.

«Soy adicto a la comida ibicenca», agrega Sevilla, que aunque asegura que ha cocinado todas las recetas cuyos ingredientes son legales -las de tortuga, protegidísima, ni pensarlo-, en Rusia topa con la fría realidad: «Lo importante de la cocina de Ibiza es la calidad de sus productos: un tomate ibicenco no se encuentra en ninguna parte del planeta». Sevilla confiesa que acabó el libro más gordo, después de probar tantas delicias culinarias transmitidas de generación en generación.