Las nuevas Normas Subsidiarias de Sant Antoni que tramita el equipo de gobierno del PP no solo contemplan la edificación de ses Variades o de amplias franjas al pie de sa Talaia, sino también de Cala Gració, Cala Gracioneta y una extensión de terreno rústico detrás de esta franja de litoral, sin ninguna edificación actualmente, y que podrá construirse con 268 viviendas en edificios de tres pisos de altura.

Según figura en la documentación de las Normas -que deben ser aprobadas definitivamente por el Consell-, el Ayuntamiento ha decidido reclasificar como urbanos o como urbanizables todos estos terrenos, que según el Plan Territorial Insular (PTI) de Ibiza están considerados como Suelo Rústico Común o Suelo Rústico Forestal, pues gran parte de ellos son zonas boscosas.

Actualmente, Cala Gració y Cala Gracioneta tienen algunas viviendas dispersas, de baja altura, entre sus pinares, pero la consolidación urbanística general es bastante discreta. En cambio, los planes del Ayuntamiento permitirán rellenar todos los espacios que hay ahora libres entre vivienda y vivienda con nuevas edificaciones de planta baja y dos pisos de altura, con lo que la tradicional estampa de Cala Gració quedará irreversiblemente alterada.

Para reclasificar este espacio, el equipo de gobierno ha utilizado la controvertida figura de Asentamiento en Medio Rural (AMR), ideada por la conselleria de Gabriel Company para legalizar urbanizaciones surgidas sin alcantarillado y sin licencias. De hecho, las nuevas construcciones que se permitirán en Cala Gració y Cala Gracioneta no estarán obligadas a conectarse a la red de alcantarillado, según admitió el concejal de Urbanismo, José Torres, pues bastará con que se doten de fosas sépticas.

Al preguntarle si la falta de ese requisito no será una tentación para que algunos propietarios viertan al mar las aguas residuales, el concejal afirmó: «Es una zona que, con el tiempo, será dotada de infraestructuras, pero ahora no las hay».

Al borde del mar

Las nuevas construcciones plurifamiliares podrán estar literalmente al borde del mar, pues la ubicación grafiada en las Normas Subsidiarias se sitúa sobre la franja de protección costera definida por el Plan Territorial Insular (PTI), que supuestamente deben respetar todos los ayuntamientos. Al plantearle por qué el nuevo planeamiento municipal de Sant Antoni no lo hace, Torres contestó: «Nos hemos de adaptar al PTI pero también a las otras leyes que aparecen», en alusión a la que permite -pero no obliga- implantar los Asentamientos en Medio Rural.

Sobre la necesidad de crear esta AMR en un tramo de costa tan poco edificado, el concejal lo justificó diciendo que «hay una serie de grupos de casas a las que hay que darles solución, como otras AMR que hay en el municipio», y dijo que lo mismo sucede con Cap Negret, otro tramo costero un poco más al norte.

También admitió que el Ayuntamiento toma esta decisión por la insistente petición de los propietarios de estos terrenos.

268 viviendas en otro terreno

Al margen de Cala Gració y Cala Gracioneta, el equipo de gobierno que dirige Pepita Gutiérrez pretende también edificar una extensa superficie de terreno situada justo detrás de ambas calas, que ahora carece de cualquier edificación. Tiene una superficie de 153.257 metros cuadrados, en cuya parte lucrativa podrán levantarse las citadas 268 viviendas en edificios de planta baja y dos pisos. Otra parte se dedicará a equipamientos municipales y otra a espacio libre público.

Sa Talaia de Sant Antoni

El concejal de Urbanismo de Sant Antoni justificó la aparición de este suelo urbanizable para «compensar» al propietario de los terrenos de sa Talaia por haber sido calificada como espacio libre público. Sin embargo, dicho particular también ha sido «compensado» con la creación de otras franjas de suelo edificable al pie de esta misma montaña, en las que podrá construir otras 674 viviendas en edificios plurifamiliares.

Según el Ayuntamiento, estas «compensaciones» son «necesarias para salvar sa Talaia», que actualmente tiene la consideración de suelo urbano, «y el dueño podría pedir una licencia en mitad del monte mañana mismo».

Al preguntar al concejal por qué no se declara este espacio como suelo rústico, dado que es una montaña recubierta de bosque, en vez de declararla espacio libre público -que sigue siendo una categoría de suelo urbano-, Torres aludió a posibles indemnizaciones por este cambio de calificación.

Las nuevas Normas Subsidiarias de Sant Antoni han cosechado duras críticas tanto desde los partidos de la oposición como los grupos ecologistas por el fuerte aumento de edificación que permiten a lo largo y ancho del municipio, especialmente gracias a los más de 20 Asentamientos en Medio Rural que se implantan en la costa y en el interior, así como por las recalificaciones previstas en la periferia de su casco urbano.