Varios vecinos del norte de la isla han denunciado de nuevo en las últimas semanas la proliferación de carreras ilegales de motos en las carreteras de Portinatx, Sant Joan y sa Cala de Sant Vicent. Aseguran que grupos de jóvenes quedan los fines de semana para poner a prueba sus motos de gran cilindrada, algunas de mil centímetros cúbicos, y que superan ampliamente los límites de velocidad, establecidos en muchos tramos en 60 kilómetros por hora.

Al menos uno de los vecinos ha contactado en varias ocasiones con el 112, que les ha respondido que informaría de la situación. Después, vio patrullas de la Guardia Civil de Tráfico en la zona. Este diario informó la semana pasada al gabinete de comunicación del instituto armado en Balears.

Diez años de moteros

«A veces vemos algún coche de Tráfico, pero suben y bajan», comentó ayer Vicente Torres, que se ha erigido en portavoz de los residentes después de años de denuncias infructuosas. «Estamos preocupados pero nadie da la cara», se lamentó este hombre, que tiene una finca que discurre paralela a la carretera. Asegura que los moteros se reúnen los fines de semana desde hace aproximadamente diez años. Aunque no puede afirmar que hagan carreras, lo sospecha, puesto que ha observado coches parados en la carretera de Portinatx, como si controlasen el paso de las motos. «Un conductor de un autobús me dijo que el pasado verano le adelantaron en una de las curvas más peligrosas», comentó Torres. Según este ibicenco, los grupos de motoristas están integrados sobre todo por hombres jóvenes que proceden de Vila, Sant Antoni, Sant Josep y Santa Eulària.

Hace unos tres años uno de los motoristas perdió el control de su ´pepino´, como se denomina a estas motos de gran cilindrada en el argot, y se estrelló contra la valla de su propiedad. «Vino la Guardia Civil de Tráfico, realizaron un parte y me aseguraron que cobraría», comentó Torres. Sin embargo, no le han vuelto a llamar y pagó de su propio bolsillo los algo más de cien euros que le costó reponer la parte de vallado. No presentó denuncia en el juzgado ni volvió a llamar a la Benemérita. «Creo que tenía heridas graves. Era un chico residente, que hablaba en castellano. Se lo llevó la ambulancia», añadió Torres. En aquel caso el herido circulaba en dirección a Portinatx y perdió el control en una curva cerrada.

Hace tan solo unos meses, un domingo según rememoró ayer Torres, otro motero también se fue al suelo, probablemente porque circulaba a gran velocidad. Varios vecinos vieron a los vehículos de emergencia y comprobaron que solo sufrió heridas en un codo.

Alain García, vecino y amigo de Torres, está convencido de que los moteros hacen carreras. «Algunos se colocan en las curvas y graban a los otros con sus móviles y cámaras», denunció ayer este hombre, que afirma que el ruido que emiten los tubos de escape es muy fuerte. «En agosto, un domingo, vi un grupo de ocho motos y una se cayó delante de mí», añadió García, que ha observado motos tipo ´pepino´ (como las de competición) y algunas ´naked´ (sin carenado).

Torres no tiene nada en contra de los motoristas, siempre y cuando respeten las normas de circulación y no pongan en peligro a los demás conductores ni a los que viven en los alrededores. Lo mismo opina su vecina Cecilia Mújica, que no ha presenciado ningún accidente pero sí algunos frenazos bruscos y roces con otros vehículos. «Hacen mucho ruido y algunos van a 120 kilómetros por hora», comentó ayer esta mujer.