­La producción de pollos en Ibiza sigue estancada con cifras muy por debajo de las alcanzadas, por ejemplo, en 2011, cuando se sacrificaron en el matadero un total de 54.736 aves. El año pasado se mataron en la isla un total de 40.958 cabezas, solo un 1 por ciento más que en 2013 (40.458). Estas cifras son más bajas incluso que las de 2006, cuando, con 47.739 pollos, se produjo un descenso considerable con respecto al año anterior por culpa de la crisis de la gripe aviar.

Aparte de la crisis económica actual, las tres granjas productoras de pollo de la isla coinciden en el perjuicio que les están causando las grandes superficies. «Nos está haciendo mucho daño, asegura Juan José Torres, de la granja Pep Lluquí, en Portinatx, en referencia a los precios «más bajos» que ofrecen este tipo de comercios a pesar de que «la calidad del pollo no sea la misma».

La repercusión de las grandes superficies es tal, según Torres, que no solo han bajado los pedidos en los establecimientos que se encuentran en «los alrededores» de estos comercios, sino que, por ejemplo, una carnicería situada en Puig d´en Valls ha tenido que cerrar sus puertas. «El pequeño comercio no puede competir. Las grandes superficies pueden vender al público sus productos casi al precio que nosotros vendemos al carnicero», indica.

Antoni Guasch, de la granja de Sant Carles, también asume que con los precios de las grandes cadenas de alimentación «no se puede competir». No obstante, señala que empiezan a «recuperarse», pese a que es «muy fácil perder», de la caída que se ha producido en los últimos años. Ve «complicado», sobre todo por los precios de mercado, que se puedan repetir las cifras de sacrificios de hace unos años, como en 2011, cuando la producción de pollos de la isla alcanzó casi las 55.000 cabezas. «Costará hacerlo, pero esa es la idea», destaca mostrando cierto optimismo.

Por su parte, Juan Ferrer, de la granja de Sant Rafel, considera que hay que «adaptarse» a la situación actual, en la que existe la fuerte competencia de las grandes superficies, y admite desconocer si será posible repetir la producción de hace unos años. «No será fácil», señala. «Por mucha calidad que se ofrezca no se puede competir con unos precios tan bajos», reitera.

Segundo día de sacrificios

Para intentar reactivar un poco la venta y ofrecer «un mejor servicio» las tres granjas productoras de pollos de la isla han solicitado a la mancomunidad del matadero que se sacrifiquen aves dos días por semana, en lugar de solo uno. Juan José Torres, de la granja de Pep Lluquí, explica que «un pollo payés de Ibiza aguanta en la nevera sin tocarlo unos 10 días», aunque pueda cambiar algo de color y parecer que no es fresco. Sin embargo, las aves que se importan de fuera de la isla, como les quitan el hígado y otros elementos que contribuyen a su conservación, « a los tres o cuatro días ya no están bien».

Además, algún supermercado no vende pollos con más de cinco días desde que fueron sacrificados, según Torres. Juan Ferrer confía en que con esta medida puedan aumentar «un poco» las ventas. Antoni Guasch recuerda, además, que las aves sacrificadas en la Península se suministran a la isla también dos veces por semana.