El viernes pasado muchos ibicencos vieron caer copos de nieve, algo que provoca ilusión en una isla en la que este fenómeno es siempre extraordinario. Ese mismo día comenzó a correr como la ventisca en las redes sociales una foto de nieve en la isla con es Vedrà al fondo. Miles de ´me gusta´ y miles de imágenes compartidas que incluso alcanzaron a los medios de comunicación. Llegó al correo de Diario de Ibiza como foto del día e incluso Televisión Española la publicó en el espacio del tiempo del mediodía bajo el lema ´Nieve en Ibiza´.

Ahí comenzó de nuevo el calvario de su autor, el fotógrafo uruguayo Andrés Iglesias: «Cada vez que nieva o simplemente que parece que va a nevar, pasa lo mismo. Empiezo a ver la foto compartida por todas partes sin firmar y sin pedir autorización», explica.

La foto se hizo el 12 de febrero de 2012, hace ahora tres años. «En cuanto vi que estaba nevando cogí la cámara y el trípode y me fui a hacer un reportaje por la costa. Yo no me dedico a la fotografía de paisaje, pero fue por afición, por dejar constancia de algo extraordinario», dice.

Estuvo toda la mañana haciendo fotos que compartió en su cuenta de la red social de imágenes Flicker, sin sello y sin marca de agua. Y de ahí comenzaron a saltar copias y a difundirse por todas partes: «Se ha convertido en algo viral que ya no puedo controlar. Incluso a mí me ha llegado por diferentes medios», afirma el fotógrafo, que lleva 11 años viviendo en la isla.

Uso comercial

«Lo peor no es que la comparta la gente, el problema más grave es que ha sido utilizada por empresas sin preocuparse por buscar al autor para pagar por los derechos», dice. Entre ellas hay algunas muy importantes en la isla. Incluso un conocido dj la rebotó el mismo viernes en su página de Facebook, en la que tiene 18 millones de seguidores, y al poco tiempo tenía ya 1.500 ´me gusta´ y se había compartido 500 veces.

Desde la Asociación de Fotógrafos Profesionales, a la que pertenece, le han recomendado dos vías, presentar denuncias por la violación de la propiedad intelectual o bien remitir directamente una factura a la empresa que la esté utilizando en concepto de derechos de autor, aunque él prefiere tratarlo de una forma más personal. «Cuando encuentro que una empresa la está utilizando lo que hago es ponerme en contacto con ellos para avisarles de que la foto es mía y que deberían o eliminarla o al menos ponerlo en el crédito. Normalmente la respuesta ha sido positiva, incluso me han felicitado por la foto y me la han firmado, aunque en una ocasión la mantuvieron sin firmar y me acusaron de haber hecho un montaje», cuenta.

Solo una vez ha puesto una denuncia, pero es un caso que se saltaba lo imaginable. Un día paseando por el mercadillo de Sant Jordi descubrió que su foto había sido recortada, impresa y se vendía en forma de postales y pequeños pósteres en un puesto. Cuando la Guardia Civil se presentó allí el responsable de la parada aseguró que la foto era suya y que había estado haciendo fotos el mismo día que el fotógrafo, aunque, claro, Iglesias llevaba el original encima. Era la misma foto, que fue retirada del puesto.

Denuncia en el cuartel

«La Guardia Civil ya me avisó de que estas denuncias tienen poco recorrido, y eso que me atendió un agente aficionado a la fotografía y que por tanto sabía bien de qué le estaba hablando. Me dijeron que una vez que había colgado la foto en internet sin marca no hay forma de controlar el robo. Pero yo digo, si dejo la bici aparcada en la calle sin cadena y me la roban, no es menos robo porque no estuviera encadenada», sentencia.

De todas formas, desde entonces el fotógrafo suele poner una marca de agua o un sello a las fotos que sube a internet, aunque considera que, en cierto modo, es «estropearlas».

El interés del caso de la dichosa foto de es Vedrà y la nieve es que pertenece a dos debates, por una parte, el de la escasa fiabilidad de las redes sociales como medio informativo, pese a que muchas personas las usan para informarse. El pasado viernes la foto figuraba como del día en muchos perfiles de Twitter, Facebook o Instagram, en muchos casos atribuida a amigos, conocidos o amigos de amigos, en una fiel reproducción de las leyendas urbanas. Por otro lado, constata cómo se diluyen los derechos de autor en internet. Una vez que la bola de nieve empieza a rodar se hace incontrolable.

Después de todo, a Iglesias le ha quedado una sensación dual con la foto: «Por una parte estoy contento de que haya gustado tanto y de que, de algún modo, haya servido para dar a conocer la belleza del paisaje de Ibiza fuera de la isla, pero por otro me duele que mucha gente haya pensado que se trata de un montaje», admite. «He leído por ahí auténticas barbaridades, que si el cielo es demasiado azul para ser real, que si los pinos que salen no son pinos de Ibiza, que se nota que había esparcido la nieve por arriba, pero no por abajo... Yo solo quiero que los que vean la foto sepan que es mía, que no es un montaje y que para usarla comercialmente hay que pagar unos derechos. Nada más», concluye.