Ya desde la atalaya del merecido ocio ilustrado y, de momento, pagado a cobro revertido (previo abono en sudores), me gusta seguir la pista a los artistas que uno conoció y trató en sus años periodísticos. Aunque sea por encima y, por ejemplo, gracias a las noticias culturales. Tal ha sido el caso en estos días de Antonio Villanueva, de quien hacía tiempo no tenía noticias. Un pintor curtido en mil batallas, bon vivant y buscador de estímulos y desafíos que le den marcha y ganas de seguir apostando por la belleza como camino. Le entrevisté varias veces y siempre quedé con ganas de hablar más de lo que permitían las prisas del oficio. Según contaba el amigo Fernando en estas páginas, ha vuelto a abrir La Nave, su privilegiado refugio creativo y galería; ahora para mostrar un proyecto guapo e interesante de grabados en torno al taoísmo. Me alegro, artista; pues abrirse a tal filosofía oriental es una forma de despojarse de vanidades y ambiciones. Proyecto fino, delicado y exigente, que los interesados incluso podrán adquirir por Internet vía Ivorypress. Todo un lujo. Enhorabuena. Y, por cierto, suscribo tus palabras críticas contra esa Ibiza del lujo barato y ruidoso que tan poco respeta su patrimonio y esencia.

Menos mal, las quejas a veces merecen la pena: David Marqués pudo estrenar en Can Ventosa su primera obra de teatro, ´Espacio´, y presenta estos días en el Cine Regio de Sant Antoni su última película, ´Dioses y perros´. Creo que aún quedan varias sesiones; pero mejor consulta la cartelera de este mismo periódico. Es que resulta vergonzoso que a nuestro cineasta más reconocido (sin desmerecer al buen amigo y premiadísimo Adrián Cardona) le cueste tanto presentar sus trabajos en su isla; sobre todo los fílmicos, pues las salas convencionales no atienden como debieran al cine español, ya que tienen sus carteleras casi copadas por las grandes distribuidoras norteamericanas. Salvo las excepciones de rigor (lo de los apellidos vascos, el torrentismo y así). Un generoso gesto por parte de los hermanos Torres, responsables del Cine Regio, que por fin se ha salvado de la quema del cierre de su hermosa sala. Loados sean los dioses por permitirlo, que los cinéfilos de la isla lo tenemos cada vez más crudo para recrear nuestros sueños en la pantalla grande.

Por fin, enfilando ya la salida de las pesaditas fiestas navideñas, tenemos al frente al esperado, deseado y temido 2015, un año en el que unos han puesto muchas esperanzas y otros demasiados temores. El 15, la niña bonita para los que gustan del bingo. Año, me temo, que a algunos se les va a hacer muy largo con la movida de las convocatorias electorales, el suspense sobre Catalunya, lo de la infanta Cristina, su marido y tantísimas corrupciones más; por fijarme sólo en algunas de las cosas que harán más ruido en un país tan crispado por culpa, entre otras cosas, de los malos gestores de la cosa pública. Se impone, pues, tomar cierta distancia crítica con la actualidad para no enfadarse demasiado, que luego nos sube la tensión y no ganamos para disgustos. Pero vamos, de lo que estoy seguro es de que no nos vamos a aburrir, pues habrá para dar y tomar para todos los gustos, opciones y expectativas. Eso sí, ojalá tengamos el tino necesario para mejorar las cosas con nuestra colaboración ciudadana activa; pues, como dice un lúcido aforismo del amigo Benjamín Prado: «Los ciudadanos sumisos son el combustible de los gobiernos injustos».

Para el apunte de lectura, he estado a punto de hacer una lista con los libros que más me han gustado de los que he leído en 2014. Pero mejor no, que señalar a los que considero mejores podría molestar a algún amigo que no fuera en tal relación. Aunque sí mencionaré una novela que ha sido elegida como la mejor del año por ciertos críticos de cierto periódico (El País), que tiene una debilidad particular, y casi incondicional, por su autor. Hablo de Javier Marías y de su ´Así empieza lo malo´ (Alfaguara), un trabajo crecido en 534 páginas, que leí hace unos dos meses. Me gustó, sí, pero tampoco me parece que sea una de sus mejores novelas; y, desde luego, no creo que sea la mejor del año; algo que están diciendo también otros medios y otros críticos, pues la elección del diario de Prisa está levantando cierta polvareda en el mundillo literario, siempre tan suyo y particular en esto de las clasificaciones, méritos y deméritos. Me parece un trabajo interesante, bien escrito, claro, con una trama que se sigue con gusto y ganas; recomendable para los amantes de las historias enredosas y con final esquivo, además de culturetas en su expresión y ambiente. Sí, merece la pena.