La desbordante alegría de Cristina Molina, lotera de la administración número 2 de Vila, cuya sonrisa incandescente iluminaba ayer toda la calle Bisbe Torres, contrastaba con el escepticismo de sus clientes. La mayor parte de los 6 millones de euros que repartió ayer en décimos del 91.363 se fueron a Sant Antoni, pero el pequeño porcentaje restante se repartió entre fieles clientes de este punto de venta ubicado en la Marina.

Frente a la efusividad de los valencianos, los de Vila, o no se creían su suerte o se escabullían con rapidez al percatarse de que habían sido afortunados con un quinto del sorteo de Navidad.

Molina insistía en que el número está abonado a su administración por lo que conoce personalmente a la mayoría de los premiados. Pero por más que besara y felicitara al primero que se acercó hasta su administración el desprevenido agraciado se mostraba convencido de estar siendo objeto de una broma, por lo que se volvió a casa a comprobar sus décimos. Poco después llegaba otro de esos vecinos que la lotera sabía poseedor del número afortunado pero, asustado ante la presencia de trípodes, flashes, micrófonos y grabadoras, se marchó poniendo pies en polvorosa.

De Ibiza a Toledo

El tercero, un cliente que siempre echa la Primitiva en la número 2, aceptó mostrar su décimo e incluso fotografiarse con quien le había vendido el venturoso número, pero no se quedó ni el tiempo suficiente para descorchar el cava. La lotera, que combinaba con diligencia los micrófonos y los móviles para atender a televisiones y radios, narraba orgullosa que había recibido la llamada de una señora de Toledo que este verano compró un décimo afortunado y que había querido contactar con ella para agradecérselo personalmente. «Es muy bonito», explicaba emocionada y contenta de que los beneficiados sean en su mayoría «clientes fijos».

Igual de contentas estaban Carmen Ruiz y Lina Cardona, trabajadoras del despacho receptor de lotería Liberto Torres, situado en la avenida de Isidor Macabich. Ellas también habían vendido un quinto premio, el 67.924, aunque solo un décimo expedido en terminal por lo que ayer desconocían quien había sido el comprador, que no acudió al pequeño despacho a reclamar su premio.