Basta con embadurnar con pegamento una almendra o una algarroba y después sumergirla en un plato lleno de purpurina para conseguir un adorno para decorar un árbol de Navidad. Aprovechar los frutos y plantas que ofrece la naturaleza, sin destruirla, y fomentar el espíritu creativo de los más pequeños era el objetivo del taller de decoración navideña que impartieron ayer por la mañana Nara Ponziano y su compañera Eva en la carpa instalada en el Passeig de ses Fonts de Sant Antoni. «Estas actividades sirven para que los niños dejen un poco las maquinitas y sean más imaginativos», afirmó Ponziano, mientras colocaba los materiales que iban a utilizar los niños para crear sus adornos caseros. Platos con almendras, algarrobas y piñas, por un lado, y recipientes con purpurinas de distintos colores eran las materias primas para los elementos decorativos, aunque también se podían completar con ramitas de árboles y hojas. «Todo sin necesidad de invertir mucho dinero», bromeó Ponziano.

Algunas de las participantes de este taller eran Ahil, Carla y Aroa, de 11 años. Las tres acababan de transformar una almendra en un brillante motivo navideño que colgarían en su árbol. Esta iniciativa infantil coincidía con la segunda jornada del mercado de Navidad de la carpa de Sant Antoni, que se inauguró el pasado viernes por la tarde.

En Santa Eulària, los alumnos de iniciación de la Escuela de Música y algunos de los miembros de la banda juvenil recorrieron ayer las principales calles del pueblo para interpretar una pequeña selección de villancicos y piezas tradicionales. Como colofón, se ofreció un concierto en la plaza de España. Por la tarde, los más golosos disfrutaron de un taller de turrón artesanal que se impartió en la sala polivalente de Puig d´en Valls.