La residencia de Sa Serra, en Sant Antoni, acoge ya a siete usuarios, según informó ayer la conselleria balear de Familia y Servicios Sociales, que prohibió el acceso de los periodistas a las nuevas instalaciones. El centro, que gestionará la empresa Geriátrico Manacor, abrió ayer por la mañana después de casi cuatro años cerrado.

Varios de los internos que han pasado ya su primera noche en el centro estuvieron hasta el domingo en la residencia de Can Blai, en Santa Eulària. Han sido sus familiares los que han solicitado el traslado, al encontrarse la nueva residencia más cerca de sus viviendas, explica la consellera insular de Bienestar Social, Mercedes Prats. «Se ha dado prioridad a ingresar en la residencia de Sant Antoni a las familias de Can Blai que lo habían pedido», añade Prats, que detalla que hoy finalizará el traslado de todos los internos de Santa Eulària que pasarán a Sant Antoni.

Sa Serra cuenta con 94 plazas de residencia (70 de ellas públicas y 24 privadas) y 20 de centro de día, también de gestión privada. Familia señala que las personas ingresadas en las plazas privadas de la residencia podrán optar a ayudas públicas vinculadas a la Ley de Dependencia, si cumplen los requisitos, para asumir el coste de la plaza, que ni la conselleria ni la empresa especifican a cuánto asciende.

«La idea es ingresar a unas cuatro personas cada día, por lo que a finales de este mes habría ya una treintena de personas. En febrero o marzo el centro estaría ya al completo», detalla Mercedes Prats. La conselleria de Familia retrasa hasta abril el funcionamiento pleno del centro. La consellera asegura que en esa fecha se reducirá de forma considerable la lista de espera para este recurso. En estos momentos hay cien personas aguardando una plaza residencial, indica Prats, que señala que en las próximas semanas se cubrirán también las vacantes que han quedado en la residencia de Can Blai.

El centro de día comenzó ayer mismo a atender a algunos de los internos, a los que se podía ver en las diversas actividades, desde el exterior del edificio, a través de los cristales.

La madre de Catalina

Precisamente en el centro de día dejaba Catalina Bonet a su madre pasadas las doce y media de la mañana. Es una de las primeras internas de Can Blai que ayer se instalaron en Sa Serra. «Desde el primer momento pedí esta residencia, pero como estaba cerrada, la ingresaron en la de Santa Eulària.

Vivimos en Sant Antoni y nos va mucho mejor ésta para venir a visitarla», explica saliendo de las instalaciones. Del hombro le cuelga la bolsa morada de viaje, ya vacía, en la que traía las pertenencias de su madre, que llevaba dos años en la residencia de Santa Eulària.

«Y antes, mientras no tenía plaza, estuvo en la Reina Sofía, que teníamos que pagar», recuerda Catalina, agobiada por la extenuante mañana arriba y abajo para realizar todos los trámites del ingreso, pero aliviada por tener ya a su madre más cerca de casa. Catalina asegura que la primera impresión «es buena» y que las habitaciones «están muy bien», pero que habrá que esperar para saber cómo funciona todo.

En el centro, en el que no faltan las plantas de Navidad, el personal se concentraba ayer en la recepción y adaptación de los primeros internos.

Las trabajadoras de la limpieza se afanaban en dejarlo todo impecable y técnicos de varios suministros controlaban que todo funcionara correctamente.

Mercedes Prats asegura que el centro abre sus puertas «impecable» después de varias semanas de ponerlo a punto. Las reparaciones de la residencia, cerrada desde 2011 a pesar de que la obra ya estaba acabada, han costado un total de 170.221 euros, según salió a relucir la semana pasada en el pleno de Sant Antoni. En concreto, ha habido que realizar obras de reparación en la instalación eléctrica, la fontanería, la climatización, el falso techo, la megafonía y los sistemas de vigilancia y antiincendios, entre otros, todo ello deteriorado por la falta de mantenimiento durante todo este tiempo. «Me consta que ya está todo en orden», asegura la consellera insular de Familia, que insiste en que el personal ha estado trabajando durante el fin de semana para garantizar que ayer por la mañana todo estuviera a punto para recibir a los primeros internos.

Sin horario de visitas

El Govern destaca que la nueva instalación supondrá la creación de 60 puestos de trabajo: técnicos sanitarios, fisioterapeutas, trabajadores sociales, psicólogos, cocineros, ayudantes de cocina, limpiadoras, recepcionistas y gericultores, entre otros.

Mercedes Prats destaca que los familiares de los internos podrán ver a sus familiares «durante todo el día». Es decir, que no habrá limitación de los horarios de visita, algo que ya les han explicado durante las reuniones informativas que mantuvieron con ellos durante la semana pasada.

«No habrá ningún tipo de restricción e, incluso, si quieren, durante los fines de semana podrán sacarlos de la residencia. Es un centro de puertas abiertas», insiste. Prats asegura que esta medida no sólo pretende extremar el control sobre la gestión de la residencia por parte de la empresa sino también facilitar el contacto de los internos con sus familiares. «Hay personas que tienen muy poco tiempo, pero hay otras que tienen más disponibilidad para estar con sus familiares en la residencia y deben poder estar con ellos todo el tiempo que quieran», insiste.