"Soy una niña de papá. Si quiero un barco, o quiero un caballo, pues lo tengo". Con frases como esta se describió a sí misma, Sara, una joven estudiante ibicenca de 22 años, que ha participado en la cuarta entrega del programa de Cuatro 'Adán y Eva'.

"A veces mi familia pasa de mí, quería un Iphone nuevo y no me lo daban", explicó Sara en su presentación antes de iniciar la aventura de convertirse en Eva.

"Por amor, he tirado miles de móviles al mar. También me he tirado de mi moto en un ataque de locura", afirmó.

La joven compartió el paraíso con Iván, un chico engreído que trabaja en una tienda de ropa y cuyo humor infantil no gustó nada a Sara. Solo la posible fortuna del padre de la ibicenca, que se dedica a los negocios, atrajo al joven de Castellón, que admitió fijarse sobre todo en el físico en una mujer y que no le gustaba trabajar. Iván, el chico que "se quiere demasiado", afirmó que buscaba una mujer que lo mantuviese.

No hubo flechazo en esta pareja de desconocidos, que se tienen que desnudar literalmente al llegar a la isla para conseguir el verdadero amor sin artificios, como marcan las reglas de este programa.

Iván se quería ir porque Sara no le había gustado nada, pero todo cambió con la llegada de la despampanante Daniela, una madrileña de orígenes brasileños bailarina y estudiante de Psicología de 26 años, que hizo mejores migas con Sara que con su posible Adán.

El carácter inmaduro de Iván pronto decepcionó a la madrileña que incluso se vengó del castellonense haciéndole morder una guindilla con los ojos cerrados, por haber arrojado un vaso de agua a la cara a Sara en su primera cita en el paraíso.

Para Daniela Iván era "un cachorrito", demasiado joven, por lo que pese a ser elegida por Adán, rechazó mantener una posible relación con él fuera de la isla. Es la primera vez hasta la fecha que no surge el amor en el paraíso.