Un empresario valenciano de origen griego asegura haber sufrido las amenazas de los agentes detenidos en Ibiza por unas supuestas coacciones a unos okupas en el Club Robinson de Cala Vedella. Según ha declarado en la ampliación de una primera denuncia ante un juzgado de Valencia, los guardias civiles y el particular, en libertad con cargos, le habrían hecho pintadas en una furgoneta y destrozado dos embarcaciones que tenía en la zona. También afirma que recibió llamadas de personas que se identificaron como agentes del cuartel de Sant Antoni desde un número que según su esposa es el de la Comandancia de Ibiza.

En la ampliación hace constar que el civil detenido y los agentes reventaron las cerraduras de los apartamentos que el denunciante había rehabilitado, instalándose -el que no era guardia civil- en la vivienda que utilizaba la hija del empresario para sus vacaciones y en la cual tenía todo tipo de enseres, «lo que resulta aún más fravoso e indignante», según la denuncia.

El abogado del empresario, Jorge García Gascó, sostiene que el particular denunciado «actuaba en connivencia con los agentes» para apoderarse de las casas de su cliente.

El denunciado, por su parte, afirma estar en posesión de los títulos que le acreditan como propietario desde julio y que la denuncia por usurpación de esta vivienda interpuesta por el empresario fue sobreseída.