El Ayuntamiento de Santa Eulària ha impuesto una sanción de 75.000 euros a los organizadores de la fiesta privada celebrada el pasado mes de julio en el polvorín de Santa Gertrudis, en la que se congregaron "entre 500 y 1.000 personas", según las estimaciones de la Policía Local, y que generó un gran tránsito de vehículos que "bloqueó" el camino de acceso a la instalación, lo que generó molestias a los vecinos.

Un portavoz municipal explicó que ha quedado acreditado que se realizó "una actividad no permanente mayor" en la que hubo una "aglomeración de varios cientos de personas, entre 500 y 1.000 según las estimaciones de la Policía Local", y que esta carecía de permiso municipal y de plan de emergencias. Resaltó que esto supone una "infracción muy grave", pues además causó "problemas en el camino vecinal" por el tráfico de coches y se llevó a cabo "en zona rústica, donde no se pueden autorizar ese tipo de actividades" y en un área boscosa "en periodo de máximo riesgo" de incendio.

Además de la multa económica, el Ayuntamiento ha ordenado la inhabilitación de tres años "para el ejercicio de la profesión en relación a la organización y explotación de este tipo de actividad para las dos personas que figuran como responsables de la empresa propietaria del polvorín".

La fiesta privada se celebró el domingo 13 de julio en el interior de la vieja estructura militar que fue adquirida por el Consell en 2009 por 2,5 millones de euros y vendida a principios de este año por 2,9 millones. Según explicaron los propietarios del recinto, Lio Malca y Alejandro Lozano, a este periódico, habían organizado una celebración para el 50 cumpleaños de Malca con 300 personas invitadas.

Sin embargo, apuntaron que no contaron con "el efecto llamado" provocado por "el rumor de que algo pasaba en el polvorín" y se encontraron "con muchísima gente que no estaba invitada", que accedió por el camino vecinal con sus vehículos y que "al no permitirles el acceso, pitaban".

Todo ello generó muchas molestias a los vecinos, que avisaron a la Policía. "La aglomeración de vehículos era tal que todo estaba colapsado", explicaron desde la asocación de vecinos, que agregaron que estos estaban "indignados" porque los vehículos invadían sus propiedades y apisonaban sus tierras. "Fue horroroso", relató una vecina, que explicó que los coches "pitaban sin parar", lo que provocó que los perros de la zona no dejaran de ladrar durante la noche.

El Ayuntamiento abrió entonces un expediente sancionador contra la organización, que presentó alegaciones y que ha finalizado ahora. El citado portavoz municipal señaló que no se ha podido acreditar, como se había comentado, que se vendiera entrada para acceder a la celebración, que fue temática basada en la película Eyes Wide Shut, de Stanley Kubrick.