­Una hora de lluvia cayendo ininterrumpidamente sobre Vila bastó para colapsar las rondas e inundar amplias zonas de la ciudad a última hora de la tarde de ayer. El Consell reaccionó cuando ya las precipitaciones amainaban desaconsejando evitar la E-10 y la E-20 cuando estas empezaban a recuperar la normalidad, según testimonios recabados por esta redacción.

La máxima institución también informó de desprendimientos en las carreteras del norte de la isla, en Sant Carles y sa Cala, por donde se aconseja circular con precaución por la presencia de rocas y barro sobre la calzada. En una nota emitida a las 21.34 horas, el gobierno insular informó de la puesta en marcha de un dispositivo especial para limpiar los tramos afectados que ha estado operativo toda esta noche.

Las rondas de Vila se convirtieron en una verdadera ratonera alrededor de las 20 horas de ayer, cuando el aguacero superó la capacidad de la red de pluviales, y el agua empezaba a acumularse en las zonas bajas de la ciudad. Las rotondas quedaron totalmente cubiertas de agua, con varios carriles inutilizados, y los coches se empezaron a amontonar en los carriles que no inutilizó la lluvia -uno en cada sentido en el tramo entre la rotonda de Can Misses y de ses Figueretes-.

La rapidez e intensidad de las precipitaciones habrían cogido desprevenido igualmente a un conductor que se vio sorprendido por el aluvión de agua bajo el túnel de Puig d´en Valls y tuvo que ser rescatado en un estado de gran agitación. La mejora del drenaje acometida este verano no bastó en esta ocasión, en la que, según el pluviómetro de un vecino de esta población, se llegaron a recoger 94 litros por metro cuadrado.

Los datos de precipitaciones proporcionados por la Agencia de Meteorología en Balears (Aemet) son sensiblemente inferiores. Según sus mediciones, en Sant Carles se recogieron 44,6 litros por metro cuadrado entre las 18.15 y las 20 horas. Los nubarrones se desplazaron después hacia Ibiza, donde descargaron 33 litros en una hora: entre las 20 y las 21 horas de anoche, según la responsable del centro de Palma, María José Guerrero.

En esos largos 60 minutos, algunos coches colisionaron por alcance en varios tramos del segundo cinturón de ronda, obligando a la Guardia Civil de Tráfico a regular el paso de vehículos entre los coches abollados. Un conductor explica que tardó 40 minutos en superar este tramo.

También se vio afectada la autovía de Sant Antoni en sentido Ibiza, donde un testigo explicó que había quedado inundado uno de los carriles en toda su longitud y varios tramos del restante. También en la incorporación a Vila desde la carretera de Santa Eulària varios coches quedaron atrapados al desbordarse el torrente de sa Llavanera y, según explican varios testimonios, las grúas se vieron superadas para sacarlos de allí.

Cientos de coches se vieron atrapados en las carreteras en torno a Vila en algún atasco, como Dani GL, que afirmó en el Facebook de Diario de Ibiza que había tardado 30 minutos en ir «del McDonald´s de Figueretes a Can Misses». En torno a las 21.30 se empezaba a recuperar la fluidez en la circulación

En la ciudad no se sufrió menos el aguacero, los internautas se volcaron en colgar imágenes de la acumulación de agua, de más de un palmo en zonas como es Pratet, donde las aceras desaparecieron en un inmenso charco y varios sótanos quedaron inundados.

En el hospital Can Misses, según denunció una trabajadora, estuvieron «con el agua hasta las rodillas». Se inundaron los servicios de Farmacia, Patología, el Archivo y Rehabilitación «sin que se acercara ningún jefe» y fueron ellos los que achicaron el agua, denuncia.

Además, el agua causó una avería en la red de Endesa que dejó sin suministro eléctrico a un millar de abonados en torno a las 20.45 horas, principalmente en la zona del puerto de Vila y el casco urbano, según informaron desde la eléctrica.

Una media hora más tarde los usuarios empezaban a recuperar el fluido eléctrico y se esperaba restablecer el servicio totalmente a primera hora de la noche.

Otra ibicenca, Rubi Daniela Flores, pasó la tormenta en una gran superficie de Puig d´en Valls y descubrió que, a pesar de que el edificio está recién inaugurado, «tiene goteras». En Santa Eulària también se registraron precipitaciones intensas, tanto que como explicó Judit Retamosa, desbordaron «las alcantarillas del nuevo paseo», aunque sin incidentes reseñables.

En Vila, el episodio tuvo un epílogo: Cuando la red de pluviales pudo empezar a achicar el agua, sobre las calles quedó el rastro, mezcla de barro y mugre, de los restos que expulsaron las alcantarillas en una hora de tormenta que puso patas arriba la ciudad.