Joana Maria Camps, todavía consellera de Educación, ha sido literalmente arrinconada y escondida para evitar que su controvertida figura perjudique al Govern en pleno aluvión de sentencias contrarias al TIL. Se apunta a que el president José Ramón Bauzá y su equipo de colaboradores ya no se fían de Camps, con una notable lista de meteduras de pata, y han optado por la consellera de Administraciones Públicas y portavoz del Govern, Núria Riera, para defender el TIL ante la opinión pública.

La menorquina está en sus horas más bajas y su compañera Riera tiró balones fuera cuando se le preguntó por la continuidad de Joana María Camps al frente de Educación. Solo apuntó que están centrados en "resolver el conflicto". En el seno del PP se asegura que desde el Consolat están sondeando a posibles sustitutos. Es sabida la nula relación de Camps con el conseller en la sombra y secretario autonómico de Educación, Guillem Estarellas. Por todo ello, se apunta a que el entorno de Bauzá ha ofrecido a una edil del PP de Mallorca, vinculada a la educación, asumir responsabilidades en la conselleria más conflictiva del Govern.

Lo que ocurre es que en estos momentos hay poca gente dispuesta a tomar el mando de un departamento con una fractura monumental, sin posibilidad de impulsar un cambio de estrategia y a escasos 7 meses de las elecciones. Las fuentes antes citadas aseguran que en el Consolat han recibido alguna respuesta negativa a sus sondeos para buscar sustitutos.

El fallo de las tres sentencias que anulaban el TIL pilló a Camps en el Parlament. Era el martes sobre las 12.00 horas. La consellera, ante una nube de cámaras, respondió a la defensiva, caminando y se limitó a decir que todavía no había leído la sentencia, que se marcharía si el president se lo pedía y recordando que ella todavía no era consellera cuando se impulsó el polémico TIL. Desde ese momento, Camps desapareció de la escena. El equipo mediático del Govern la escondió de forma deliberada. Al cabo de media hora apareció la consellera y portavoz Núria Riera en los pasillos del Parlament para dar la versión del Govern sobre las contundentes sentencias contra el TIL. Por la tarde, Riera intervino en directo en programas de radio nacionales, como Hora 25 de la Cadena Ser, que dirige la periodista Àngels Barceló. Ayer por la tarde volvió a ser Riera quien compareció ante los medios de comunicación para explicar que el Govern presentaría un recurso contra el nuevo auto del TSJB que anula la orden de aplicación del TIL. Ni rastro de Joana Maria Camps.

La titular de Educación se limitó a enviar un mensaje a través de su cuenta de Twitter donde quería "transmitir tranquilidad" a las familias. Fue la única valoración de la responsable máxima de la educación de Balears sobre la cascada de resoluciones judiciales en contra de su proyecto estrella.

Este periódico preguntó ayer a la portavoz del Govern por la desaparición de Camps de la escena pública en el momento más crítico del conflicto educativo. "Este es un proyecto de todo el Govern y por ello respondo yo", afirmó Núria Riera. La consellera de Administraciones Públicas reconoció que Camps no tiene ningún tipo de indisposición que le impida hablar de las sentencias del TIL. A Núria Riera también le traicionó el subconsciente por la presión mediática del momento. Fue en el momento en que se refirió al trilingüismo como un "problema" y en realidad quería ensalzar las bondades del proyecto.

Evitar un nuevo "Trepitja"

Durante la única intervención pública de Camps para valorar los fallos judiciales, los responsables de comunicación del Govern no escondían su incomodidad. Su único objetivo era retirar de la escena mediática a la consellera menorquina. Querían evitar un nuevo episodio de los protagonizados por Camps. El más monumental fue cuando llamó "Trepitja" el informe PISA levantando un gran revuelo político. Tampoco le anduvo a la zaga cuando se refirió al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) como "sa MoMA" ante la sorpresa de todos los presentes. La última metedura de pata fue cuando hablaba del trilingüismo que se ha implantado en el País Vasco y aseguró que allí se hablaba el "Euskadi" en vez de decir el euskera.

Ante semejante historial de percances dialécticos no es de extrañar que Bauzá haya dado órdenes de esconder a Camps.