«Los acusados José Roig Palau y Luis Francisco Martins Abrantes recibieron de una persona que se encuentra en paradero desconocido el encargo de matar a José Julián del Río Cardona» se afirma en un auto judicial emitido por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Balears. Carlos el colombiano, como se le conocía en el mundo del narcotráfico, fue asesinado en Benimussa el 1 de septiembre de 2010.

«Convivía maritalmente [Carlos] con [...], que había sido pareja de la persona que encargó su muerte. Además, convivía con ellos el hijo que la señora [...] había tenido en su relación con este último. Del Río debía dinero al otro hombre», explica el magistrado-presidente Juan Jiménez Vidal en el auto.

Por lo tanto, se confirma que el asesinato de Carlos fue por encargo, como ya anticipó Diario de Ibiza el 13 de febrero de 2011. Un jurado popular se encargará de decidir si los tres acusados son culpables, en el juicio que comenzará a las 9.30 horas el lunes 3 de noviembre en la Audiencia Provincial, en Palma. Las sesiones se prolongarán hasta cuando sea necesario, según consta en el auto. Si el viernes 7 no ha concluido la vista, continuará el lunes 10.

23 años de prisión

La fiscal solicita para dos de los supuestos sicarios, Roig y Martins Abrantes, sendas penas de 23 años de prisión como autores de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. Para el tercer encausado, Francisco Alonso Alarcón, pide 20 años, puesto que le considera autor o cooperador necesario en el crimen. En este último caso el Ministerio Público aprecia la circunstancia atenuante de la confesión, por lo que de forma alternativa pide una condena de 11 años. Este hombre reconoció en la fase de instrucción del caso su participación en el crimen.

Las defensas reclaman la absolución de sus representados, ya que niegan las acusaciones. Uno de los letrados aprecia además la circunstancia atenuante de las dilaciones indebidas del proceso, por lo que considera retrasos injustificados en la causa.

En el escrito de acusación de la Fiscalía de Ibiza se detalla como los tres acusados, de común acuerdo y con un reparto de papeles entre ellos, decidieron acabar con la vida de Del Río, natural de Colombia, que tenía 34 años. Según la fiscal, Alonso se encargó de localizar a la víctima y quedó con él el 1 de septiembre de 2010 a las tres y media de la tarde en el parque de bomberos de la autovía de Sant Antoni. Carlos llegó en su coche, un Renault Megane, al que subió Alonso, un hombre de nacionalidad española al que conocía porque ambos se movían en el ambiente del narcotráfico. Se dirigieron hasta la finca de es Fornàs de Dalt, en el Camí de Benimussa. Allí esperaban el mozambiqueño Martins Abrantes, apodado El portugués, y el ibicenco José Roig. Según la Fiscalía de Ibiza, Del Río era consciente de que le iban a matar.

Cuando llegaron, Roig y Martins Abrantes se abalanzaron sobre el colombiano. Según el relato de la fiscal, uno le estranguló con un lazo mientras los otros no paraban de golpearle, por lo que le ocasionaron varias fracturas en las costillas. Después, le golpearon en la cabeza con un objeto romo y le clavaron un arma blanca en el pecho. Murió a causa de un colapso pulmonar por insuficiencia respiratoria aguda.

«Forma cruel e innecesaria»

Según la Fiscalía, se aprovecharon de su superioridad numérica y la víctima no tuvo posibilidad de defenderse puesto que iban armados y se encontraban en un lugar de difícil acceso. Le golpearon «de forma cruel e innecesaria» para causarle mayor dolor y sufrimiento, siempre según la acusación pública. La fiscal ofrece un relato alternativo para Alonso, puesto que considera que era cómplice, es decir, que no participó de forma decisiva en las acciones del crimen. Además, colaboró con los investigadores para aclarar lo sucedido.

El 17 de septiembre de 2010, 16 días después del crimen, un perro de un cazador olfateó algo. Era el cadáver de Carlos, que estaba enterrado en el Camí de Benimussa.

Cinco meses después, en concreto a las 6 de la mañana del 8 de febrero de 2012, la Guardia Civil comenzó una espectacular redada en la isla, la más importante de los últimos años, en la que decenas de agentes equipados con cascos, armas y chalecos antibalas, se desplegaron a la vez en varios lugares. En sa Penya, donde trabajaron más de 20 profesionales del instituto armado, se vivieron momentos de tensión.

Entre la veintena de detenidos con los que concluyó la operación figuran dos de los presuntos asesinos, Roig y Alonso, y tres de los supuestos encubridores, que finalmente no se sientan en el banquillo. En mayo fue detenido en Portugal Martins Abrantes, que fue extraditado y se encuentra desde entonces en la cárcel, al igual que sus supuestos compinches en el crimen.