Las once y media de la mañana del sábado. La vista de la habitación 129 del hospital Can Misses no engaña: el aparcamiento para personal del Área de Salud de Ibiza y Formentera está prácticamente vacío. Los familiares y amigos de los pacientes ingresados en varias de las camas con vistas al parking resoplan cada vez que miran por las ventanas.

«Todas esas plazas vacías y nosotros teniendo que dar mil vueltas para poder aparcar», comenta Fátima, que explica que ha estado veinte minutos al volante hasta que ha encontrado una plaza en la bajada de la calle Corona. Podría haber entrado en el aparcamiento de pago, pero se niega. «Hace una semana que vengo todos los días, mañana, mediodía y noche. Si tuviera que pagar, ya me habría dejado medio sueldo», justifica volviendo a mirar por la ventana y frunciendo el ceño.

La zona reservada para los trabajadores del hospital es la que se encuentra más cercana al edificio viejo, donde aún están la mayoría de los servicios sanitarios. El Área de Salud de Ibiza y Formentera ha justificado en varias ocasiones que se ha destinado el P3 al personal porque es el que se encuentra más alejado del nuevo hospital, de manera que cuando las instalaciones funcionen al cien por cien serán los usuarios y pacientes los que puedan dejar sus vehículos más cerca de las consultas y las habitaciones. Los usuarios coinciden: hay que abrir el P3 a todo el mundo. Sobre si los trabajadores deben o no tener el aparcamiento gratis las opiniones son más divergentes.

Ayer, a las once y media de la mañana, únicamente estaban ocupadas 108 de las 296 plazas. Es decir, que había 188 espacios libres para estacionar (además de las nueve plazas para personas con discapacidad) mientras los usuarios no dejaban de dar vueltas para encontrar un aparcamiento.

«No me importa pagar. Quiero decir, me molesta que se aprovechen de los que no tenemos más remedio que venir al hospital, pero si hay que pagar, se paga. Lo que me molesta de verdad que es tengamos que pagar por dejar el coche lejos. Para eso, lo aparco en la piscina», comenta Félix, que tiene a su madre ingresada y lleva cuatro días entrando y saliendo de Can Misses a todas horas.

Seis euros en una mañana

En estos cuatro días sólo ha utilizado el aparcamiento de pago el miércoles por la mañana, cuando le llamaron avisándole de que su madre estaba muy grave en urgencias. «En ese momento, ni lo pensé, entré directamente al parking. Se aprovechan de la situación», denuncia. Esa mañana pagó más de seis euros. Cuando trasladaron a su madre a una habitación sacó el vehículo del aparcamiento y lo trasladó a la zona de las instalaciones deportivas. Ayer tuvo suerte. Pudo dejarlo en el P4, la zona de aparcamiento situada detrás de la cafetería y que, de momento, continúa siendo gratuita.

Sorprende encontrar un cajero para pagar en el espacio restringido a los trabajadores, que no tienen que pagar por estacionar siempre que lo hagan en el P3. Los cajeros del P1 y el P2, en los que todos los usuarios tienen que abonar el aparcamiento a 2,10 euros la hora (una tarifa que los usuarios califican de «abusiva» y que supera las de la zona azul de la isla, casi todos los aparcamientos privados y es un 34% más que la del hospital de Son Espases, en Mallorca) no funcionan correctamente. A pesar de que la gerencia del Área de Salud exigió a la concesionaria (Gran Hospital Can Misses, que ha subcontratado la gestión del parking a Cp-Plus) que ofreciera un buen servicio, sólo es posible pagar en efectivo.

Si un usuario no lleva suficiente dinero no tiene la posibilidad de pagar con tarjeta, de manera que tiene que desplazarse hasta el cajero que se encuentra junto a la cafetería y sacar dinero. Esto sumará varios minutos al coste total y además, en el caso de que la persona no sea cliente de la caja a la que corresponde el cajero, la comisión correspondiente. Lo que viene a ser un buen pico más.

A media mañana del sábado, las zonas P2 y P1 están vacías. No hay ni un coche en ninguna de las plazas de pago. Seguramente, si los conductores pudieran aparcar en alguna de las reservadas a los trabajadores, aunque fuera pagando, lo harían. Decenas de vehículos intentan entrar a la zona reservada. Al toparse con la barrera no les queda más remedio que dar marcha atrás y continuar calle arriba. La maniobra, un cambio de sentido, está explícitamente prohibida por una señal de tráfico. Sin embargo, nada en el desvío que da acceso al aparcamiento exclusivo del personal alerta de que ese carril únicamente deben usarlo los que tengan acceso a ese parking. Además de prohibida, es peligrosa, ya que muchos de los vehículos que circulan por la calle Corona lo hacen a toda velocidad.

Al llegar a la barrera, los conductores que desconocen la situación actual del aparcamiento del hospital no entienden qué ocurre. Desde ese acceso no se ve ningún letrero que informe de que es exclusivo para el personal. Un cartel azul está entre los barrotes amarillos de la entrada, que tapan las letras, y otro está pegado en la pared, a la derecha, de manera que el conductor únicamente lo descubre cuando, harto de que no se levante la barrera, mira en todas direcciones buscando una explicación. En el interfono, los responsables de la empresa que gestiona el parking, han colocado un folio en el que se lee «solo personal».

Ayer por la mañana, alrededor de las doce, la barrera de salida de esta zona restringida se quedó levantada, opción que aprovecharon varios conductores para estacionar en ella. Algunos, al darse cuenta de que se trataba de un error, volvieron a salir. Otros, sin embargo, decidieron aprovechar. ¿Y salir? «Si han cerrado pediré que me levanten la barrera, si tengo que pagar, ya pagaré, pero voy a estar solo diez minutos», confesaba una conductora, pillada infraganti, que también se sorprendió al ver las vallas de plástico con las que han cerrado algunos de los carriles de este espacio para evitar colisiones al confundir el sentido de la marcha de algunos de ellos.

En las paredes del hospital y en el camino hasta la zona deportiva, muy ocupada a pesar de ser fin de semana, proliferan desde que se abrió el aparcamiento de pago decenas de anuncios de alquileres de parking en los edificios de la zona. Muchos de ellos con casi todas las tiras arrancadas.