­El Festival Urban In Ibiza impregnó de color, música y moda el atardecer y la noche del jueves en el agroturismo Atzaró. A las siete de la tarde los camareros tenían a punto sus mesas, los modelos comenzaban a llegar para el ensayo general antes del desfile y los artistas disfrutaban pintando sus cuadros mientras conversaban con los primeros visitantes que se detenían a observar sus obras.

Naturaleza y arte urbano se fusionaron en la sexta edición de un festival que tuvo como principal novedad la escultura en vivo de una mujer por parte del artista Gareth Knowles. El subdirector de Atzaró, Miguel Luganés, explicó al comienzo del evento: «Es una fiesta especial. Acogemos a un público más joven y conseguimos que el arte urbano llegue al campo».

A las ocho de la tarde la exposición de la London West Bank Gallery, que llegó dos días antes y que permanecerá hasta la semana que viene, comenzaba a abarrotarse. Algunas de las obras que se exhiben están especialmente pensadas para este evento, en el que participaron artistas muy conocidos como Inkie, Goldie, Banski o Setka y Soap. Las dos primeras horas del festival estuvieron amenizadas con la música del Dj holandés Yuniq, quien creó un ambiente tan compatible con el relax de los visitantes que descansaban en las camas balinesas como con la actividad de los artistas y el movimiento de los curiosos.

Más de 3.000 personas

Setka, original de Polonia, y Soap, de Bosworth, avanzaban en su obra conjunta de dos cuadros en los que se observaba un hombre antes y después de consumir droga: «Es una mezcla de Arte Pop y fotorealismo. La isla tiene un público que descansa y otro que no, y queremos reflejar la segunda faceta», explicó Setka. Fin Doc, quien también avanzaba en su obra, asistía por cuarto año a este evento: «Poder pintar bajo el atardecer de Ibiza, en un hotel increíble que reúne arte, buena música y moda, es único. La mezcla es impresionante». Ricardo Almenar, portavoz de Atzaró, se mostró satisfecho al tener la oportunidad de «traer el arte urbano de Londres al corazón de Ibiza».

Almenar explicó que los clientes disfrutan de esta noche tan especial, en la que «se esperan más de 3.000 personas». Todo parecía indicar que las previsiones se iban a cumplir, pues en la primera hora del festival el hotel ya superaba las 150 reservas en el restaurante, las terrazas se llenaban y las tres paradas de comida creadas para la ocasión se abarrotaban. Una de ellas sirvió comida especialmente pensada para los jóvenes, otra disponía de bandejas de sushi y postres para los más golosos y la última ofrecía batidos de helado y smoothies junto a la barra.

«Advertimos la diferencia de público, hoy se servirán más combinados que vino», explicó el jefe de cocinas, Javier Fabo.

Los cuadros expuestos destacaron por su colorido y por su contenido crítico, según explicaron portavoces de la galería londinense: «Queremos que el público acceda al arte urbano, en Ibiza hay mucha gente interesada en él, que aprecia que las obras y los artistas que están aquí son muy buenos. A la vez, ellos son conscientes de la opotunidad que supone estar aquí», señaló Luca.

‘Street Art’

Miguel Ángel, modelo venezolano que desfiló en la colección de Mark Powell, coincidía: «Atzaró es un lugar perfecto para desfilar. Cualquier diseñador querría lucirse aquí».

El artista italiano-alemán Pino Caruso, quien asistió por segunda vez, explicó que el arte urbano «es una forma de salir de la norma, ser diferente y ganar respeto». Tras pintar edificios enteros en ciudades como Nueva York, Shángai, Francfort o Berlín, explicó que prefería Ibiza: «He vivido en cuatro continentes, pero me quedo con la vida de la isla, tanto en invierno como en verano». Respecto al festival, añadió: «Ya no siento la necesidad de demostrar quien soy, si vengo es porque Dizzy, un grande del arte underground, está aquí y nos llama a todos­­­». La fiesta continuó en Atzaró y se prolongó hasta las 2 de la madrugada.